Salvador
Se siente como una maldit4 pesadilla.
Es como si llevara no un día ni dos, sino toda la semana sumergido en este maldito inferno del que no puedo despertar.
Tengo el cuerpo agarrotado de lo tenso que me encuentro y siento que el corazón me está latiendo con tanta fuerza que incluso el pecho me duele, pero no me muevo, no digo nada mientras Alex maneja a toda velocidad siguiendo el auto de Federico para dirigirnos hacia el edificio en el que vive Marina.
Necesito saber qué demonios ha pasado, ya he llamado al detective encargado del caso para que se reúna conmigo ahí, pero con todo eso una parte de mi no quiere llegar, no quiere ver lo que hicieron, porque esa parte está aterrada de lo que pueda encontrar.
La culpa, la rabia, el remordimiento, todo se está entretejiendo dentro de mí y sé que ahora mismo soy una bomba a punto de estallar.
Finalmente el auto empieza a aminorar la velocidad y no tengo ni que preguntar cuál es el edificio porque puedo deducirlo por las patrullas de