No supe en qué momento me quedé dormido. No supe si fue ella quién tiró la toalla primero o si fui yo quién decidió que ya era más que suficiente. Acurrucados, después de explotar del placer, terminamos dormidos uno al lado del otro.
Los vampiros nos considerábamos seres nocturnos porque no necesitábamos dormir como lo hacían los humanos. Cuando sentíamos cansancio, bastaba con dormir un par de horas y ya estábamos como nuevos.
Pero después de utilizar mis habilidades, solía dormir por algunos días. Era una habilidad peligrosa que usaba todas mis energías. No solía usarse a menos que se estuviera en peligro de muerte, pues me dejaba completamente debilitado y fuera de la ecuación.
No esta vez, noté con diversión. La sangre de la reina era algo fascinante. Me tentaba a explorar que otros beneficios podría traerme. Me sentía revitalizado y más fuerte que nunca, solo por morderla.
Y de repente, como si pensar en mi reina despertara todos mis instintos, noté que ella no se encontraba en l