El taller estaba lleno de ruido: la sierra eléctrica cortando piedra, el martillo golpeando el cincel, las voces de los obreros mezclándose con el zumbido constante de las máquinas. El polvo de mármol flotaba en el aire como una neblina fina, pegándose a la piel y la ropa.
Noah trabajaba en silencio, moviendo las manos por pura rutina sobre una pieza que ni siquiera miraba. Tenía la barba sin arreglar, la camisa salpicada de yeso y el pantalón con manchas que no se iban ni con lavado. Nada quedaba del Alessandro Strozzi impecable y altivo del pasado. En su mirada, antes llena de arrogancia, ahora solo había vacío.
Habían pasado días desde la ultima vez que vio a Valeria en Aurora Global. La preocupación de lo que pudiera hacer Angélica se notaba en su rostro, aunque intentara disimularlo. Pero Nico estaba atento verificando sistemas y el siempre escuchaba las conversaciones de los demás empleados sobre el tema.
—El proyecto de la jefa va de maravilla, ¿verdad? —dijo uno de los obre