Querer más...
El silencio se había apoderado de la habitación tras aquella frase. Lena lo miraba con los ojos muy abiertos, casi como si no hubiera escuchado bien… pero sí lo había hecho.
Su corazón latía con fuerza, vibrando en sus oídos como un tambor. Sin poder creer lo que Kerem había pedido.
Un beso.
Kerem le estaba pidiendo un beso a cambio de dejarle conservar a Sombra.
—¿Un… beso? —susurró ella, apenas capaz de articular la palabra. Mientras Kerem alejó un poco su rostro para dejarle asimilarlo.
Su mirada descendió sin querer hasta los labios de él. Eran firmes, varoniles, delineados con una belleza tan peligrosa como todo lo que representaba Kerem. Y algo dentro de ella se agitó, un deseo súbito, extraño… nuevo.
Lena deseaba besarlo. Dios, ¿cómo podía desearlo con tanta claridad? Se preguntaba. No comprendía en qué momento aquel hombre cruel que conoció cuando llegó a la mansión, comenzó a despertar esos sentimientos en ella. Y sin embargo, Lena quería besarlo tanto como él a ella.
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