070. La Bestia que me Susurra en Sueños
Lejos de la extraña paz que se había instalado en la cabaña, Mar D'Argenti vivía en un infierno de su propia creación. Había obedecido a Selene. Había vuelto a su escondite en las profundidades cercanas a la zona de Colinas Verdes. La navaja de Florencio, la que Selene le había ordenado robar, ahora estaba en posesión de la loba. Y Mar se sentía vacía, despojada de su último trofeo.
Estaba atrapada. Un peón en un juego de dos reinas. Selene le había dado órdenes: fingir, mentir, ser la carnada. Y Elio… la voz de Elio seguía susurrándole en los límites de la vigilia y el sueño, una promesa de poder envuelta en veneno.
Pasó la tarde en un estado de letargo y paranoia. Comió lo poco que le quedaba, bebió agua de una botella casi vacía. Y esperó. Esperó la noche, el momento en que su mente se volvía vulnerable, el momento en que la voz de él solía llegar.
El miedo y el deseo luchaban en su interior. La amenaza de Selene, tan fría y real, la aterraba. Pero la promesa de Elio, la idea de