CAPÍTULO 9: BAJO LA PIEL DEL DIABLO
Eden
Dmitry abre la puerta del auto y me hace entrar sin decir una palabra. Sus movimientos son calculados y eficientes, como si todo en él estuviera programado para actuar sin margen de error. Apenas me acomodo en el asiento, lo veo inclinarse hacia la guantera y abrir un compartimento secreto. Dentro hay un pequeño botiquín de primeros auxilios que saca y pone en medio de los dos.
—Tienes que limpiarme la herida —dice, como si no acabara de salvarme la vida hace unos minutos. Como si esto fuera lo más normal del mundo.
—Ya lo sé, vi primeros auxilios en el colegio, ¿o crees que me salté esa clase? —respondo con fastidio, sacando todo el sarcasmo que me queda después de la montaña rusa de esta noche. Este freezer se piensa que soy una ignorante.
Me entrega el botiquín con una expresión inmutable, como si estuviera haciéndome un favor. Lo agarro y lo abro, sacando las gasas, el yodo y las cintas adhesivas. Estoy lista para hacer mi buena acción del