CAPÍTULO 60: SUEÑOS PROHIBIDOS
Eden
Cuatro meses y medio, ciento treinta y cinco días, más de tres mil horas. Mi vida es una cuenta regresiva que ya no puedo detener y tampoco quiero, porque aunque todavía me aterra lo que viene, ya no siento que estoy cayendo sola. El problema es quién me sostiene.
El Pecador ha estado ahí. Más de lo que me gustaría admitir y no solo en plan de guardaespaldas mafioso con traje de diseñador y sonrisa de rompecorazones profesional. No. También está a las tres de la mañana cuando me despierto con un antojo infernal de pickles con Nutella. También está cuando me mareo y siento que voy a vomitar mi alma por tercera vez en una hora. Está en las consultas médicas, sentado a mi lado con la misma tranquilidad con la que alguien esperaría en un spa. Aunque, claro, en vez de leer revistas de chismes, se dedica a intimidar al doctor con la mirada.
Hoy no ha sido la excepción. Solo que esta vez, el doctor nos da una noticia que cambia todo.
—Es una niña —dice con