CAPÍTULO 61: PROTOCOLO VOLKOV
Nikolai
No sé por qué se siente tan jodidamente silenciosa la casa esta noche. Es la misma mansión que he tenido durante años, con los mismos pasillos largos, los mismos cuadros absurdamente caros colgados por estética y no por gusto, el mismo puto piano que nadie toca. Y, sin embargo, hoy se siente… más vacía que nunca.
Me dejo caer en el sillón de cuero negro frente a la chimenea apagada y me sirvo un ron sin hielo. No porque me guste así, sino porque me recuerda que sigue quemando, como ciertas ideas que no quiero tener, como cierta chiquilla que ocupa más espacio en mi cabeza del que debería.
Eden.
¿Qué demonios me está pasando con esa mujer? No es como si fuera la primera vez que una cara bonita me enreda los pensamientos, pero ella no es solo eso. Ella me jode el sistema, me reta, me ignora a veces y luego me mira como si pudiera arrancarme el alma y lo peor es que me gusta. Me gusta verla así, con los labios apretados por orgullo, con el vientre ya