CAPÍTULO 48: SEÑALES CONFUSAS
Eden
Ser una adulta funcional implica levantarte temprano, fingir que todo va bien, y actuar como si tu vida amorosa no fuera una tragicomedia escrita por un guionista con sed de caos. Hoy, como buena adulta funcional, me pongo mis mejores jeans rotos, mi hoodie antisocial y me encierro en la oficina frente al monitor, fingiendo que entiendo ese código que dejé a medias la semana pasada.
Mi amiga de cabello azul—llamémosla Zafira, porque su verdadero nombre es impronunciable y además le queda ese aire místico—se sienta en el escritorio de al lado con una sonrisa pícara que siempre anuncia problemas o chismes, a veces ambos.
—¿Y? ¿El ruso frío ya te pidió matrimonio o sigue en plan “te quiero, pero por un rato”?
Levanto una ceja sin despegar la vista de la pantalla.
—¿Quién? ¿Freezer? Sigue en su papel de protagonista de novela turca con trauma emocional y cero habilidades de comunicación. Básicamente, todo bien.
Zafira se ríe y se deja caer en su silla gi