CAPÍTULO 49: VERDADES A SANGRE FRÍA
Eden
Me tiemblan los dedos mientras sostengo la prueba de embarazo dentro del bolsillo interior de mi mochila, como si el simple hecho de tenerla ahí pudiera cambiar el resultado. Ni siquiera he vuelto a mirarla desde que la línea apareció con esa claridad cruel y absoluta, pero la sensación de vértigo no se me ha ido desde entonces. Camino por las calles como si flotara, como si no terminara de habitar del todo mi cuerpo. Me repito que tengo que hablar con él, que tengo que decirle algo, pero entre más avanzo hacia el pent-house, más ganas tengo de correr en la dirección contraria.
—¡Dios mío! Esto no me puede estar pasando… —murmuro entre dientes mientras me detengo justo frente a la entrada del edificio, mirando hacia el cielo como si ahí fuera a caerme alguna señal divina, un rayo o, con suerte, una máquina del tiempo que me permita volver atrás.
Solo llevamos poco más de un mes juntos. Ni siquiera sé si estamos juntos. ¿Qué somos? ¿Novios? ¿Una