Capítulo 27
– Juegos suspendidos.
Diana sintió algo cálido y firme moverse a su alrededor. Al principio pensó que seguía soñando… hasta que el brazo que la sostenía se tensó de golpe. Eso la despertó más rápido que cualquier alarma. Abrió los ojos apenas, sin mover el cuerpo para no lastimar el vendaje del hombro.
Viktor estaba despierto.
Muy despierto.
Y rígido como si acabara de ver al Consejo pidiéndole explicaciones de por qué respiraba.
—Duerme —murmuró ella, con voz ronca—. Es muy temprano.
—No creo que pueda, lobita —susurró Viktor, sin mover un músculo—. ¿En qué momento llegaste aquí?
Diana escondió la cara contra su pecho.
—Anoche… después de que mis hermanos se durmieran.
Él soltó un suspiro audiblemente aliviado.
—Qué bueno es oír eso, Diana. Pensé que te había cargado sonámbula… o que había hecho algo que no recordaba.
Ella sonrió.
—Estoy herida, no muerta.
—Eso ya lo sabemos —murmuró Viktor.
Pero su expresión cambió de golpe. La tensión recorrió su cuerpo. No miraba a Diana… sino detrás de ella.
Diana par