El pasillo que llevaba a la zona de cabañas estaba casi vacío. La audiencia sería esa misma noche, pero el Consejo les había permitido retirarse un par de horas para que Diana descansara. Era evidente que lo necesitaba, aunque ella insistiera en que estaba bien. Viktor caminaba a su lado, sin separarse de ella ni un centímetro. Diana llevaba su mano entrelazada con la de él, y no la soltaba desde que salieron de la sala del Consejo.

Claus observaba la escena desde adelante, junto a Nikolai. Ambos caminaban en silencio, pero por dentro hervían emociones distintas. Nikolai estaba alerta, midiendo cada gesto. Claus, por otro lado, sentía la mezcla de gratitud y rabia aún bullendo en su pecho. Sabía que Viktor había salvado a su hermana, que había puesto en riesgo su propia vida para averiguar la verdad y que sin él Diana estaría muerta. Pero también sabía lo que significaba verlo así de cerca de ella.

Claus habló mentalmente a su hermano, sin voltear la cabeza.

—Prepárate para una noche