CAPÍTULO 103 — CLAUDIA, LA SERPIENTE DEL IMPERIO.
El palacio de Zafir Claudia caminaba por el corredor principal, su vestido ajustado y joyas demostraban su nuevo estatus, el cabello rubio recogido en un moño alto que la hacía parecer más alta, más intimidante. Había esperado este momento. Eros la había convocado al salón del trono para hacer oficial lo que ya era un secreto a voces: su ascenso a concubina imperial.
El salón era un espacio amplio con columnas de mármol negro y un trono elevado de oro y ébano, donde Eros se sentaba con los hombros tensos, rodeado de consejeros que lo miraban con una mezcla de respeto y miedo. Claudia entró con pasos firmes, inclinándose lo justo para mostrar sumisión, pero sus ojos verdes brillaban con triunfo. "Majestad", dijo, su voz suave pero cargada. Eros la miró, el deseo cruzando su rostro. "Levántate, Claudia. Desde hoy, eres mi concubina. Tendrás aposentos en el ala este, guardias propios y mi protección." Los consejeros murmuraron, pero nadie se opuso. Claudia sonrió, sintiendo el poder corr