Mundo ficciónIniciar sesiónPOV — CAMILA
La búsqueda fue un laberinto que tragaba horas. León montó equipos, Martín abrió rutas, Santiago recorrió kilómetros. Yo revisaba mapas, escuchaba reportes, llamaba a contactos y volvía a escuchar el mismo resultado: callejón sin salida. Cada pista terminaba en un punto muerto: un hotel cerrado, una pista privada sin manifestación, un teléfono que cortaba. Era como perseguir humo.
Pasaron siete días. El país ya no respiraba tranquilo. El silencio se había convertido en ruido: pancartas, preguntas en la calle, familias que pedían ver a su presidente, voces que gritaban en la televisión. Intenté mantener el asunto lejos del ojo público tanto como pude, por estrategia y por miedo: no quería que Eros convirtiera el secuestro en espectáculo. Pero los rumores se comieron los secretos. El lun







