Mundo ficciónIniciar sesiónPOV — CARLOS
Las cadenas arañaban la piel de mis muñecas cada vez que me movía. Me senté en el suelo frío y conté los segundos para no volverme loco. Había estado durmiendo dos horas por noche, reuniones que no acababan, llamadas que no podía dejar de responder. Ahora todo eso estaba afuera, irrelevante. Aquí dentro lo único que importaba era el metal y el silencio.
La puerta crujió. Entró un hombre sin escolta, solo. Tenía el traje bien puesto, la mirada fría. Me le quedó mirando, lo había visto antes en el congreso, un opositor, de esos senadores que siempre me habían querido fuera de la presidencia, pero que solo sabían hacer ruido, pero ahora se atrevió a secuestrarme, eso no tenía lógica, para que secuestrarme. Por un momento pensé que se trataría de ese tal Eros o Claudia







