Julieta solo quería aprender a cantar... Lo que no esperaba era que su profesor Samuel Guerra, tuviera una voz que acaricia el alma, manos que enseñan con paciencia y una mirada capas de desarmarla aun sin decir una sola palabra. Entre partituras, bromas que rozan lo prohibido pero nadie nota y ensayos donde la respiración se vuelve música, algo empieza a cambiar. Una atracción que desafía normas, una complicidad que crece al ritmo del metrónomo y un secreto que podría desafinarlo todo. Porque cuando las emociones comienzan a cantar a dúo... ¿Podrá el corazón seguir fingiendo que solo es una clase más?
Leer másHay encuentros que no necesitan palabras.
Basta una melodía, una mirada sostenida más de lo normal, o un suspiro contenido cuandola razón dice "no" pero el corazón ya se rindió.
Julieta no lo sabía aún... Pero al cantar su primera nota frente al jurado de esa audición alguien entre sombras ya habia exhalado su primer suspiro por ella.
Julieta habia visto la publicación de casualidad. Entre videos de gatitos y coreografías virales, le apareció el anuncio de una academia que ofrecía becas para estudiar canto. No lo pensó mucho. Talvez por impulso. Tal vez por esa intuición que rara vez se equivocaba.
Julieta nunca pensó que una decisión tomada al azar una noche de desvelo cambiaría el rumbo de su vida. Mientras deslizaba su dedo por la pantalla del celular, apareció un anuncio: "¿te apasiona cantar? Postúlate a nuestras becas de talento"
Le llamó la atención de inmediato. Cantar siempre había sido una parte íntima de ella, pero nunca lo había hecho en público. Sus dedos temblaron un poco mientras completaba el formulario "Total ¿qué puedo perder?, se dijo.
Semanas después, estaba frente a un panel en una pequeña sala de audiciones. Las luces eran cálidas, la acústica parecía diseñada para captar hasta el suspiro mas mínimo. No lo sabia, pero desde una esquina, parcialmente cubierto por una laptop y unos anteojos, Samuel Guerra, profesor de canto, la observaba con más atención de la que cualquier otro aspirante había recibido.
El fijó sus ojos rasgados en ella desde que entró. Su porte nervioso, pero decidido. Su forma de respirar profundo antes de cantar. El brillo en su voz cuando la soltó. Su voz lo cautivó, pero algo más lo inquietó: su mirada se cruzó con la de él por apenas un segundo... pero fue suficiente. Algo le vibró por dentro "¿Quién es ella?, pensó.
A los pocos días Julieta recibió el correo. Le habían otorgado media beca. No sabía si gritar o llorar. Corrió por toda la casa con el teléfono en lamano tembland. "Lo logré" era lo unico que sonaba en su mente...
El primer día de clases llegó y, al entrar en la academia, su corazón latía como si fuera su primer concierto. La recepción olía a madera pulida y café recién hecho. Gente afinando guitarras, risas tímidas entre estudiantes nuevos. Cuando anunciaron quién sería su maestro, su estomago se tensó.
- Tu profesor de canto será Samuel Guerra - dijo uno de los coordinadores con una sonrisa.
Un nombre cualquiera... hasta que vio al joven de cabello rizado y gafas entrar al aula. Su estomago dio un vuelco. Era él. El hombre que la observó durante su audición. Se quedo quieta viéndolo.
El tambien la vio. No era su imaginación. Sus ojos la recorrieron brevemente antes de sonreir. Una sonrisa que parecía profesional... peor no del todo.
- Hola a todos, soy Samuel Guerra, pero puedes decierme Profe Guerra... o Samuel si ya me tienen confianza. - dijo con un tono relajado.
Julieta sonrió. Un poco nerviosa. Un poco emocionada.
Pasaron las semanas. Las clases eran dinámicas, llenas de risas, bromas, técnica... y miradas. Julieta empezó a notar que Samuel soliá acercarse más da ella de los que era necesario cuando corregía la postura. Que su voz bajava solo un poco cuando le hablaba a ella Que la elogiaba más que a los demás.
Y un día, lo sintió. Esa tensión invisible.
-Intenta otra vez esa nota, Julieta... pero esta vez no pienses en la técnica, piensa en lo que sentirías si cantarás eso a alguien que te gusta.
Julieta se quedó en silencio. Sintió el calor subirle al cuello. Él la miraba con media sonrisa. Y cuando ella volvió a cantar, su voz tembló... porque pensó en él.
Al terminar, todos aplaudieron. Samuel se limitó a asentir con una mirada intensa.
- Esa es tu voz real. No la escondas. - le dijo, con una suavidad que parecía tener doble sentido.
Días despues, ella llegó antes a clase. Solo estaban ellos dos. Mientras afinaba su voz con el teclado, él se acercó.
- ¿Sabes que cuando entraste a la audición no podía dejar de mirarte? - le soltó, sin rodeos.
Ella se giró sorprendida.
- ¿Qué? ¿En serio?
- Tenías algo distinto... y no solo en la voz.- respondió mientras tomaba su cuaderno de partituras. No dijo más pero la dejó conel corazón palpitando y las mejillas rojas.
Desde ese momento, las miradas aumentaron. Las bromas sutiles también.
Un día mientras practicaban un dúo romántico frente a la clase, él le cantó la frase "quiero robarme tus noches" mirándola directamente a los ojos. Nadie más lo notó... pero ella sí. Lo sintió como una caricia invisible,
-¡Uy, se sintió real esa tensión! - bromeó uno de los compañero y Julieta bajó la mirada riendo, tratando de esconder lo que había sentido de verdad...
Pero no todo era simple. Habían reglas. Estaba la dinámica maestro-alumna. Estaba el hecho de que no sabía si ella le gustaba de verdad o solo jugaba. Estaba la presión de hacerlo bien, de no confundirse. Aunque algo le decía que, si el jugaba, también se estaba dejando llevar.
Y ella... también empezaba a hacerlo...
Mariana había sido testigo de cómo la presencia de Julieta crecía dentro de la academia. Ya no era solo una alumna nueva. Ahora era la voz que muchos empezaban a notar, la que incluso había sido considerada para una gira internacional, y lo peor: la que Samuel, su amor imposible, no dejaba de mirar.- ¿Hasta cuándo vas a seguir actuando como si no pasara nada, Adrían?- le soltó una tarde Mariana, con una sonrisa venenosa mientras lo observaba afinar su guitarra.- ¿De qué hablas? - preguntó él, algo a la defensiva.- De Julieta. Te estás haciendo el mártir, pero no eres tonto. Sabes que Samuel se está metiendo cada vez más con ella. ¿No te molesta? ¿No te arde? Adrián bajó la mirada, cerrando el estuche de su instrumento con fuerza. - YO... intenté olvidarla. Pero cada vez que canta... es como si todo regresara.Mariana lo miró con ojos brillantes. Ahí estaba su oportunidad.- Entonces deja de esperar y haz algo. Tal vez no podamos frenarlos si están solos allá afuera, pero aquí, d
El viaje a Colombia que Adrián le habia propuesto a Julieta no solo representaba una oportunidad artística para ambos, sino también una nueva prueba para su relación con Samuel. Desde el aereopurto, Julieta se mostraba emocionada por cantar en otro país, aunque no podía dejar de pensar en lo que había dejando atrás. Samuel por su parte, aunque se enteró por compañeros de Julieta sobre el viaje, lo único que comento fue un "Ella es libre de hacer lo que quiera" cuando Andy le comento sobre el viaje. Y aunque su boca había soltado tal comentario sabian exactamente que no soportaría la idea de no verla ni saber exactamente qué sucedía tan lejos de él. Era una mezcla de orgullo, celos e inseguridad que, aunque trataba de disimular, lo estaba comiendo por dentro.Durante los primeros días del viaje, Julieta y Adrián se presentaron en eventos culturales, ensayos y entrevistas para medios locales, gracias a las conexiones de Adrián. La química musical entre ellos se notaba, y eso no pasó des
El aire se había vuelto más denso desde aquella noche. Julieta despertó sola en la envuelta apenas por las mantas que Samuel le había puesto antes de salir al amanecer, como si necesitara huir de lo que acababa de vivir. En su pecho latía una mezcla de euforia y vacío ¿, como si el placer de la noche anterior viniera acompañado por la incertidumbre más aguda.Esa mañana, Samuel no apareció en la academia. Julieta intentó convencerse de que quizás solo estaba ocupado, pero las miradas que intercambió con Sabrina al llegar lo decían todo: algo había cambiado.Los días siguientes fueron tensos. Samuel evitaba cualquier acercamiento físico, se mostraba más frio en la clases y, aunque sus ojos la buscaban de reojo, no hacía el más mínimo esfuerzo por acercarse. Julieta, cansada de los juegos, se fue cerrando poco a poco.- ¿Todo bien con el profesor Guerra? - le preguntó Andy un día, notando que su sonrisa ya no era la misma. Julieta le confeso todo lo que paso luego de que él la encontrar
Julieta había llegado temprano ese día, Kendra y Sabrina la habían citado para tomar un café cerca de la academia. Ella con el corazón aún acelerado por lo ocurrido la noche anterior con el profesor Guerra. No sabía cómo ocultar en su rostro esa mezcla de ansiedad, nervios y... deseo. Todo había comenzado por una simple presentación donde Julieta brillo si esforzarce demás, pero terminó en un momento que solo podía describirse como descontroladamente íntimo.Y aunque intentaba seguir como si nada hubiera pasado, sus amigas la conocían demasiado bien.- Oye Julieta.. - Le dijo Kendra en medio de la conversación en al café, con una sonrisa suave, mientras Sabrina se acomodaba cruzando los brazos - ¿Podemos preguntar algo?.- ¿Ocurre algo? - preguntó ella, sabiendo perfectamente que estaba a puntode caer en su propio juego de evasión.Sabrina bajó la voz mientras miraba hacia el pasillo que conectaba a la entrada. - Ayer... el profesor Guerra salió de los camerinos como si alguien lo hub
El ensayo general era un caos organizado. Telones subiendo y bajando, voces ensayando escalas por cada rincón, y el sonido del teclado eléctrico encnediéndose por quinta vez. Julieta caminaba decidida, pero sus pasos iban cargados de algo que ni ella msma sabía definir: ¿miedo o deseo?.Sabía que Samuel la estaba observando. Siempre lo hacía cuando pensaba que ella no lo notaba. Pero esta vez, algo era diferente. Se sentía en el aire.Él estaba afinando la guitarra mientras cantaba con voz baja los primeros versos de una balada suave. "Tan solo tú me haces perder el ritmo... Y no hay partitura que explique lo que siento..." Julieta no lo miró. No podía."Si lo veo... me rindo". Pensó mientras ajustaba su corset. El vestuario para la presentación era más atrevido de lo que esperaba: Falda negra con vuelo, un top con transparencia y labios rojo escarlata. Parecía sacada de un videoclip.-¿Qué tal me veo? - Preguntó con falsa seguridad a Sabrina y Kendra, que se estaban maquillando a su
Hay encuentros que no necesitan palabras. Basta una melodía, una mirada sostenida más de lo normal, o un suspiro contenido cuandola razón dice "no" pero el corazón ya se rindió.Julieta no lo sabía aún... Pero al cantar su primera nota frente al jurado de esa audición alguien entre sombras ya habia exhalado su primer suspiro por ella.Julieta habia visto la publicación de casualidad. Entre videos de gatitos y coreografías virales, le apareció el anuncio de una academia que ofrecía becas para estudiar canto. No lo pensó mucho. Talvez por impulso. Tal vez por esa intuición que rara vez se equivocaba.Julieta nunca pensó que una decisión tomada al azar una noche de desvelo cambiaría el rumbo de su vida. Mientras deslizaba su dedo por la pantalla del celular, apareció un anuncio: "¿te apasiona cantar? Postúlate a nuestras becas de talento"Le llamó la atención de inmediato. Cantar siempre había sido una parte íntima de ella, pero nunca lo había hecho en público. Sus dedos temblaron un po
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