Lo que el amor desata

El viaje a Colombia que Adrián le habia propuesto a Julieta no solo representaba una oportunidad artística para ambos, sino también una nueva prueba para su relación con Samuel. Desde el aereopurto, Julieta se mostraba emocionada por cantar en otro país, aunque no podía dejar de pensar en lo que había dejando atrás. Samuel por su parte, aunque se enteró por compañeros de Julieta sobre el viaje, lo único que comento fue un "Ella es libre de hacer lo que quiera" cuando Andy le comento sobre el viaje. Y aunque su boca había soltado tal comentario sabian exactamente que no soportaría la idea de no verla ni saber exactamente qué sucedía tan lejos de él. Era una mezcla de orgullo, celos e inseguridad que, aunque trataba de disimular, lo estaba comiendo por dentro.

Durante los primeros días del viaje, Julieta y Adrián se presentaron en eventos culturales, ensayos y entrevistas para medios locales, gracias a las conexiones de Adrián. La química musical entre ellos se notaba, y eso no pasó desapercibido en redes sociales, donde comenzaron a circular fotos de ambos compartiendo risas y momentos aparententemente íntimos. Samuel, desde su celular, veía cada publicación con un nudo en el estomago.

Una noche, Julieta recibió una videollamada inesperada. Era Samuel, con cara de pocos amigos.  

- ¿Y esa sonrisa con Adrían? - Preguntó sin saludar.

- ¿De verdad? ¿Me llamaste solo para reclamarme eso? - replicó ella, cansada - Estamos trabajando Samuel - sin decir mas corto la llamada. 

La discusión no duró mucho , pero dejó a Julieta intranquila. Al día siguiente, justo antes de su última presentación en Colombia, Samuel apareció sorpresivamente en el teatro. Nadie lo esperaba y menos esperaban que fuera amigo de uno de los organizadores del evento. Julieta lo vio desde el escenario mientras haciía prueba de sonido y su corazón se detuvo por un segundo. Lucía molesto, tenso, pero también herido.

Al terminar la presentación, detrás del escenario, Adrián se acercó a Julieta para abrazarla y felicitarla. En ese momento, Samuel entró al camerino.

-¡Suéltala! - gritó, empujando a Adrían contra una silla.

- ¡Estás loco! - grito Julieta, interponiéndose entre ellos - ¿Qué haces aquí?

Samuel, fuera de sí intentó encarar de nuevo a Adrián, pero Julieta, indignada, le dio una cachetada que resonó en todo el camerino.

- ¡Vasta! ¿¡Qué te pasa!? ¿Así es como demuestras que te importo? ¿Arruinando todo frente a colegas y prensa internacional?

Adrián, con el rostro enrojecido, pero digno, solo dijo:

- No te preocupes, Julieta. Yo entiendo. Pero recuerda que no puedes estar con alguien que no confiá en ti.

Julieta bajó la mirada, apenada, y salió con Samuel del teatro.

Ya en el hotel, la tensión se sentía densa. Ella se sentó en la cama, respirando hondo, mientras él se paseaba por la habitación intentando justificarse.

- Me estás perdiendo...-  murmuró ella, mirándolo fijamente -. No por Adrián, no por la gira. SIno porque solo reaccionas cuando sientes que me alejo, pero en la academia te escondes, evitas, callas. Te desapareces cuando Mariana está cerca, como si tu cariño tuviera horario.

Samuel se acercó a ella, arrodillándose con las manos temblorosas.

- No más, Julieta. Ya no. Voy a demostrarte que esto es real, que no me importa nada más que tú. Voy a luchar, aunque me cueste todo.

El vuelo de regreso estuvo tenso, Adrián regresó por aparte, en uno de los jets de un contacto. Samuel por el contrario le pidió a Julieta que se fueran en un vuelo comercial, no quería apartarse de ella ni un momento. 

A su regreso a la academia, el rumor se había expandido como pólvor y como no si salío en redes sociales el teatrito que Samuel armó en Colombia. Samuel y Julieta habían hecho pública su relación. Entre tanto escándalo la directiva de la academia se entero de todo y El director citó a ambos junto con el jefe de maestros. El ambiente era tenso, profesional, casi quirúrgico.

- Entendemos que los sentimientos no se eligen - dijo el director con tono firme pero comprensivo -, pero deben respetar las normas internas. A partir de ahora, Julieta será asignada a otro maestro. No pueden tener muestras de afecto dentro de las instalaciones, y Samuel no puede recomendarla para eventos académicos.

Julieta asintió, aunque la voz se le quebró al responder. - Entiendo. Acepto los términos.

Samuel solo apretó los puños en silencio. Ambos salieron de esa reunión sintiéndose exiliados el uno del otro, aun estado dentro del mismo edificio. Y como si eso no si eso no fuera suficiente, Mariana no tardó en actuar. Supo del cambio de maestro, de la sanción, y de la relación formalizada. Su orgullo no iba a dejarlo pasar. Desde ese momento comenzó a moverse tras bamballinas: rumores, quejas formales , comparaciones forzadas con otras alumnas, y hasta pequeños sabotajes durante ensayos.

- ¿Crees que esto se va a quedar así? - Le susurró Mariana una tarde -. Eres la niña bonita delprofe ahora, pero la academia no es tan flexible como crees. Pronto te vas a dar cuenta.

Para colmo, el profesor Morales, quién había sido el maestro designado con la preparación artística de Julieta, parecía que le incomodaba tanto la situación. Para el Julieta nunca hacía las vocalizaciones correctamente, las canciones siempre tenian una falta grave cada que Julieta las interpretaba. Sus comentarios eran "No se como tu maestro anterior no se dio cuenta de esto".

Julieta quería pensar que eso solo era producto de todos los sucesos ocurridos, pero el pensar que talvez existía una posibilidad que Samuel la viera con ojos de amor y ese fuera el motivo por el que él siempre decía que su voz era magnifica, le estaba dando piquetes en el corazon. 

Extrañaba a sus amigos, los chicos que eran alumnos del profesor Morales la veían como si estuvira ahí solo por el profesor Guerra o como si fuera la favorita de todos. 

Las cosas apenas estaban comenzando...

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