Aimunan
Nada de lo que dijera serviría para defenderme .
En la Gran sala de espera, dos de los ancianos que había visitado en aquel viaje estaban sentados, esperando.
Se quedaron observándonos en silencio. Cómo si de un peligro se tratara. Podía ver que se acercaban más personas a lo lejos. Alex entendió y me Soltó enseguida. ¿Qué iba hacer ahora? Los dos aliados más importantes de mi abuelo lo habían visto todo. Giré hacia el hombre que pensaba quedarse a mi lado.
-Sígueme la corriente y no se te ocurra decir nada.-No entendía que hacían ellos acá, ¿vinieron hacer una ofrenda de luto o algo así? No habían pasado ni tres días de la muerte de mi abuelo y había presencia de algunos de los miembros de la asamblea. ¿Qué había pasado realmente?
Mi hermano acercándose me hizo señal con una mirada. Algo no había salido bien, dímelo a mí que estaba por agregarle más leña al fuego.
Capté la señal y me acerqué a los ancianos.
Mi hermano fué mucho más rápido, y le dijo algo más