Confidencial: La Amante del CEO

Confidencial: La Amante del CEOES

Romance
Última actualización: 2025-06-20
Emi Torres  Recién actualizado
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9.9
10 Reseñas
100Capítulos
6.7Kleídos
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Resumen
Índice

Firmó un contrato, entregó su tiempo, nunca pensó entregar el corazón. Maddison Evans es joven, inteligente, y sabe cuál es su lugar: asistente personal del hombre más poderoso de la ciudad… y de su vida. Lo que comenzó como miradas furtivas y silencios llenos de tensión, pronto se convirtió en un secreto peligroso: ella es la amante del CEO. Derek Kingsley no mezcla los negocios con el placer. Hasta que la conoció a ella. Sabe que Maddison no pertenece a su mundo, y sin embargo, la mantiene en la sombra, lejos del escándalo, lejos de su prometida… y lejos del amor que nunca se permite sentir. Cuando Maddison descubre que Derek está a punto de casarse con otra por motivos que no puede revelar, su mundo se derrumba. Pero el golpe más fuerte está por llegar: está embarazada. Herida, humillada y rota, huye sin mirar atrás. Pero Derek Kingsley no está acostumbrado a perder. Y ahora que sabe que ella le que le pertenece, hará lo que sea para recuperarla. Aunque tenga que romper todas sus reglas, aunque tenga que destruirlo todo.

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Capítulo 1

CAPÍTULO 1: NADIE DEBE SABERLO

Maddison

Todos en este edificio caminan como si yo fuera parte del mobiliario. Una silla más, una planta de oficina. Nadie me saluda al pasar, nadie recuerda mi cumpleaños, ni siquiera saben que odio el café sin azúcar, pero él sí lo sabe.

—Evans, en mi despacho. Ahora —dice con una voz firme a través del intercomunicador.

Mi cuerpo reacciona antes que mi mente. Me levanto, aliso la falda y me aseguro de que el cabello esté en su sitio como si eso importara, como si él alguna vez me mirara más allá de lo que necesita ver.

Camino entre escritorios, sintiendo miradas fugaces y cuchicheos apenas disimulados. “Pobre Maddison, la esclava personal del ogro Kingsley”, eso es lo que todos piensan, pero no tienen idea, nadie la tiene.

Abro la puerta de cristal de su oficina sin hacer ruido, como siempre. Él está de espaldas, mirando por la enorme ventana que da a Manhattan con las manos cruzadas detrás de la espalda, impecable en su traje oscuro y su mirada llena de arrogancia.

—¿Me llamó, señor Kingsley? —pregunto, con la voz más neutra que logro conseguir.

Él no se gira aún.

—Cierra la puerta —ordena.

Obedezco. La traba hace clic, ese pequeño sonido activa un millón de sensaciones en mi cuerpo. Porque sé lo que viene, sé por qué me ha llamado. No es por el informe ni por la agenda, no es por trabajo.

Es por mí.

Se da la vuelta lentamente. Me observa con esa mirada helada, esa que parece atravesarme y desnudarme al mismo tiempo. Mi corazón late demasiado rápido. Me odia cuando me tiembla la voz, cuando no sostengo la mirada, pero también me odia si soy demasiado osada. Con él, nunca hay punto medio.

—¿Qué hiciste con los papeles del contrato McMillan? —pregunta de forma seca acercándose un paso.

—Están listos, los dejé en su escritorio esta mañana con la nota que me pidió.

Asiente apenas. Me analiza en silencio, como si buscara en mi rostro alguna imperfección, algún fallo. Me cuesta respirar cuando se acerca más. Sus manos se apoyan en el escritorio, y su tono cambia a uno más bajo, peligroso e intenso.

—No era eso lo que quería de ti hoy.

Mi piel se eriza y mis rodillas tiemblan. Lo odio por hacerme esto, por desarmarme con una sola frase y saber exactamente cómo doblegarme.

—Lo sé —susurro bajando la vista.

En tres pasos está frente a mí. Su dedo toma mi barbilla y me obliga a levantar el rostro. Su contacto es suave, pero no hay ternura, nunca la hay.

—Entonces compórtate como si lo supieras.

No necesito más. Sus labios chocan con los míos como una orden, no una caricia. Me besa con fuerza, con desesperación, y yo... yo me dejo consumir. Porque no sé cómo decir que no, porque cuando él me toca, todo lo demás desaparece.

Sus manos son expertas, exigentes. Me sienta sobre el escritorio como si fuera un objeto, apartando papeles sin mirar. Me desabrocha la blusa sin cuidado, arrancando un g3mido que se ahoga entre nuestras bocas. Todo es rápido y urgente como si no pudiera esperar un segundo más, como si yo fuera una dr0ga que necesita para sobrevivir.

Pero no hay palabras dulces, no hay susurros al oído. Solo respiraciones agitadas, gruñidos de deseo y su voz mandando, exigiéndome más.

Me toma ahí mismo, con una urgencia feroz, como si el mundo entero no existiera fuera de estas cuatro paredes, no le importa que al otro lado de la puerta todavía quedara gente trabajando, no le preocupa que alguien pudiera entrar, porque Derek Kingsley no le teme a nada.

Abre mis piernas con una firmeza que me desarma. Me sube la falda con manos hambrientas, sin perder un segundo, y apenas se baja los pantalones lo justo para lo que necesita. N

Sus caricias son un incendio, y yo… yo ardo con él. Me rindo al instante, le entrego el control como siempre lo hago. Me toma con fuerza, con esa intensidad salvaje que me hace olvidar mi nombre. Me empuja contra el escritorio, cada 3mbestida me roba el aliento, mientras sus labios capturan los míos, ahogando mis gemid0s con su lengu4, con su posesión.

Su cuerpo tiembla justo antes del clímax, sus dedos se clavan en mis musl0s, dejándome sin escape. Y entonces lo siento rendirse también, profundo, violent0 y real.

Por un segundo, me sostiene. Solo uno. Luego, como siempre, me suelta. Y yo… yo me quedo ahí, temblando, aún aferrada a la ilusión de que algún día él me mire como algo más que su secreto mejor guardado.

Luego se aparta sin decir nada. Se abrocha el cinturón con calma y sin mirarme. Yo sigo sobre el escritorio, con las medias corridas, el corazón hecho un desastre, y la piel llena de marcas invisibles.

Me incorporo en silencio y acomodo mi ropa y mi cabello para que no se note lo que acabamos de hacer.

—Puedes irte —dice sin volverse.

—¿Quiere que le traiga café? —pregunto, porque necesito hacer algo más que simplemente salir derrotada.

—No. Solo vete.

Camino por el pasillo como si no tuviera el alma hecha pedazos. Se supone que nadie debe saberlo y si he accedido como una tonta a ser su amante en secreto, es porque estoy ridículamente enamorada de él.

Muy pocas veces Derek me ha dicho palabras bonitas, la mayoría es cuando está borracho, pero por ahora para mí eso es suficiente. Lo amo y sé que aunque no lo diga, él me ama también.

Esa noche hay una fiesta de la empresa a la que tengo que asistir porque es obligatorio. Cuando llego él ya está ahí, pero como siempre, cuando estamos en público, Derek no me mira ni una sola vez, ni siquiera cuando estoy a dos metros. Es parte de las reglas, nadie puede sospechar lo que hacemos.

Mientras yo finjo beber una copa de vino, lo veo hablando con inversores, saludando a directivos, y se muestra encantador. Ese hombre no es el que me besó hace unas horas, no es el que me toma sin preguntar y después me desecha.

Estoy por irme cuando escucho el tintinear de una copa. El director de relaciones públicas pide silencio. Derek se adelanta al escenario.

—Gracias a todos por estar aquí. Es un honor celebrar un nuevo año de éxito… y también compartir una noticia personal —dice dando un preámbulo—. Quiero presentarles a alguien muy especial para mí.

Mi corazón se detiene, sin pensarlo doy un paso adelante, pensando que finalmente se va a atrever a hacer público lo nuestro, pero mis ilusiones se rompen cuando una mujer aparece y sube al escenario.

Alta, elegante… perfecta. La he visto en revistas, su nombre es Vanessa Beaumont, es hija de uno de los principales inversionistas de Kingsley Enterprises. Una socialité con sonrisa de portada y apellido de poder.

Derek le toma la mano.

—Estoy comprometido con esta increíble mujer —dice con esa voz grave que tantas veces me ha susurrado cosas que no eran promesas—. Y no puedo esperar a comenzar esta nueva etapa a su lado.

Los aplausos me taladran los oídos, el mundo gira, siento que me ahogo. Él pasa junto a mí al bajar del escenario y ni siquiera me mira…

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Rosa Hidalgo
Me gusta. Ojalá no sea como algunas novelas, que perdona al infiel y quedan como si nada.
2025-06-18 23:43:08
0
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morenomarimiza
Emi, ¡Felicitaciones! ......... Dar el primer paso de mostrar al mundo tu creación es de valientes...... Desde que ví la publicidad hace unos días, no he parado de leer, ya quiero saber cómo se resuelve todo...... ¡Éxitos!............ Bendiciones Infinitas ............
2025-06-16 07:38:32
1
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Fénix Vm
hermosa historia. me encanta.
2025-06-13 10:37:03
0
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Yarleida López Día
que paso con la actualización
2025-06-12 20:20:04
0
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Nerys de Rosario
hola la voy a comentar a leer por lo comentarios Seve si es buena espero los capítulos diarios que son 4 gracias
2025-06-11 23:46:21
0
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ShadiSaad
Está buenísima! Ya quiero seguir leyendo !
2025-05-03 22:22:44
0
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Trizia Marpie
Vaya, que siniestra es esa Vanesa. Ojalá su final sea peor aún.
2025-05-30 06:29:11
0
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Trizia Marpie
para concretar la venganza y ese hombre es un inestable. Es tóxico, manipulable, sin carácter.
2025-05-31 14:12:32
0
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Trizia Marpie
De lo que he leído me gusta bastante, pero hay algo en lo que no concuerdo; ella no tenía que volverse a involucrar sexualmente tan rápido con Dereck, ya que él piensa que todavía la puede manipular por que ella deja entrever que sigue enamorada. Esa parte no la hece vercomo empoderada,
2025-05-31 14:09:15
1
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Trizia Marpie
Me gusta, me atrapó.
2025-05-27 10:13:07
0
100 chapters
CAPÍTULO 1: NADIE DEBE SABERLO
CAPÍTULO 2: NO SOMOS NADA
CAPÍTULO 3: HUELLAS
CAPÍTULO 4: LEY DEL HIELO
CAPÍTULO 5: EL INSTINTO DEL CAZADOR
CAPÍTULO 6: MENTIRAS QUE ARDEN
CAPÍTULO 7: EL TERCERO EN LA ESCENA
CAPÍTULO 8: LOS SILENCIOS TAMBIÉN MIENTEN
CAPÍTULO 9: LA ESPOSA TRAICIONADA
CAPÍTULO 10: DAÑO COLATERAL
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