CAPÍTULO 170: EL VEREDICTO DEL ADN
Maddison
El pasillo del hospital está en silencio cuando tomo aire y empujo suavemente la puerta de la habitación donde Liam descansa. Llevo una mascarilla, no porque tenga miedo de contagiarme de algo, sino porque es la única forma en la que puedo moverme sin que Sofía o las enfermeras sospechen que estoy aquí. La luz tenue baña su rostro mientras duerme, o al menos creo que lo hace, y por un instante me quedo de pie, observándolo como si todavía temiera que todo esto sea un sueño del que voy a despertar.
Me acerco despacio, me siento en la silla junto a su cama y dejo que mis ojos se detengan en su cabello oscuro y rebelde, en sus pestañas largas que proyectan sombras sobre su piel clara. Es tan pequeño y, al mismo tiempo, parece tan ajeno a este lugar, como si su mente ya estuviera en otro mundo que yo no puedo alcanzar.
Extiendo la mano y le acaricio el cabello, con suavidad, como si el más mínimo roce pudiera despertarlo. Siento el nudo en mi ga