CAPÍTULO 9: LA ESPOSA TRAICIONADA
Vanessa
No soy una mujer celosa. Nunca lo he sido.
Los celos son para las inseguras, para las que no tienen nada que ofrecer más que su cuerpo y su miedo a ser reemplazadas. Yo no compito con nadie, yo gano, siempre.
Pero estas ausencias comienzan a molestarme. Primero fueron las cancelaciones de reuniones importantes en la empresa. Mi padre organizó una junta con inversionistas clave y Derek desapareció con la excusa de un viaje de negocios en Nueva York. Le creí la primera vez, después, el silencio se volvió costumbre. Dos fines de semana sin saber nada de él. Ni un mensaje, ni una llamada o una maldita señal.
Lo llamo. Una vez, dos, tres, cuatro... cinco. Finalmente responde, y lo hace con ese tono irritado que me hace hervir la sangre.
—¿Qué quieres? —dice, como si yo fuera una molestia menor en su apretada agenda.
—Saber dónde estás. Saber cuánto más va a durar ese bendito viaje de negocios. Mi padre quiere hablar contigo sobre la empresa, y no p