Kiara Moretti debía sobrevivir a su vida, atrapada entre la avaricia de su tío, la indiferencia y traición de su novio y la crueldad de un destino implacable. La muerte de su madre había dejado un vacío en su corazón, y su padre, en un acto de desesperación, había malgastado la fortuna familiar. Kiara se encontró atrapada en una telaraña de deudas, su futuro oscurecido por la sombra de la desesperación. Un día, su tío la entregó como pago a Bastian Blackwood, el heredero de un clan mafioso. Bastian era un hombre de mirada fría y corazón endurecido. Kiara se convirtió en su esclava, trabajando incansablemente para saldar la deuda que su tío había acumulado. Pero el precio era alto: su libertad y su dignidad. Lo que Kiara no esperaba era que su exnovio, Jonas, fuera el hermano de Bastian. Jonas la reclamó como suya, y Kiara se vio atrapada entre dos mundos peligrosos. Bastian, con su aura de peligro y secretos, despertaba en ella emociones prohibidas. Causando sucesos que la llevaron a perderse entre las caricias prohibidas de quién jamás debía caer en los encantos de una esclava. Lo que dió paso a su pago de una impensable manera. Aunque Kiara fue liberada había algo no dicho que con los años la volvió a encontrar. El pasado no podía ser ignorado. Kiara guardaba un secreto que amenazaba con destruir todo lo que conocía. Un secreto que la ataba a Bastian de una manera inesperada. Mientras los celos y las pasiones ardían, Kiara se debatía entre el perdón y el rencor. ¿Podría perdonar el pasado y encontrar la redención? ¿O se hundiría en las profundidades de la traición y el deseo? La vida de Kiara estaba en juego, y las decisiones que tomara la llevarían por un camino sin retorno.
Leer más__ ¿Solo esto de propinas? - preguntó Camilo cuando revisó el sobre que su sobrina le entregó. - Te estás quedando con lo demás. Tú siempre obtienes más. Dámelo.
__ No me he quedado con nada, tío. Solo que no es una buena temporada para el restaurante y apenas obtengo eso. - contestó viendo el disgusto del hombre que negó como si fuese su culpa.__ Una inepta es lo que eres. Te pagan por conseguir clientes y ¿así es como respondes? - la tomó del codo para arrastrarla a su dormitorio o lo que parecía serlo, pero no era más que un catre viejo y maloliente que trataba de no ver de ese modo.Cayó sobre él colchón que rechinó cuando su tío la lanzó a ese sitio.__ Te quedas ahí y sin comer. - soltó furioso. Esa pequeña cantidad no le bastaba para dejarla tranquila, pero por más que Kiara se esforzara no consiguió llegar a la cantidad predispuesta.Aún tenía diecinueve años. No faltaba mucho para cumplir sus veinte años y todo parecía eterno para llegar a sus veintiuno que era la edad para quedar fuera del poder de su tío. Todo por culpa del testamento del borracho de su padre, quien no pensó que este le daría una vida tan mediocre a su única hija.Que inconsciente había sido.Tan solo bastaban trescientos sesenta y seis días para librarse de él y podría trabajar de algo más, eso no le dió ningún alivio, pero por el momento debía aguantar.Se aseguró que se hubiese ido para sacar la galleta que comió, sin envoltorio, siempre se los quitó para no ser descubierta, pasando otra noche de esa manera para comenzar otro día de la misma forma.Jonas, su novio la esperó como todas las tardes después del trabajo entregando una nota para su cita del siguiente día. Ella no dilató mucho en hablar con él, porque su tío medía incluso el tiempo que tardaba en regresar a la casa.Le entregó un poco de dinero que ella no quería recibir, pero sabía que con eso, al menos pasaría una buena noche y no oyendo sus insultos aun sin verla. No quería eso para la noche anterior a su cumpleaños, por lo que cuando vio la cara de satisfacción de su tío supo que había valido la pena.Podía escaparse de ese infierno. Lo hizo dos veces antes, pero su tío siempre daba con ella, por eso dejo de intentarlo desde hacía dos años.Sin embargo, estuvo planeando por meses escaparse con Jonas, pues este le prometió llevarla a un lugar donde ella tendría toda la libertad que quisiera. Ilusionada con eso sacó un poco de ropa cuando podía y con el tiempo tenía la suficiente para poder hacerlo.Esperó con ansias que pasara su turno de trabajo, atendió a los clientes mejor de lo que lo hacía, llamó la atención de otros y estos dejaron mejores aún. Ese día había sido muy productivo, además que Estefanía le dio un cupcake de colores con una vela que sopló para festejar.Sonrió todo el día, estaba feliz. Nunca había estado tan alegre, menos emocionada por algo. No desde diez años antes.Su turno terminó, tomó su morral que ya había reparado varias veces porque su tío no le dejaba dinero para comprar una nueva y caminó a la salida de su trabajo, donde se suponía que Jonas la estaba esperando. No obstante, aún no había llegado.Caminó hacia el sitio de siempre, buscando un lugar donde pudiera estar sin pensar en que podrían verla huyendo.La noche era su compañía siempre en ese callejón, esperando a su novio. Pero en ese momento lo único que vio fue un torso desnudo con un tatuaje particular, un símbolo celta, con un cuervo bañado en sangre. Un hombre que rebasó su altura en medio del callejón, estaba viendo la espalda de un asesino y eso le dejó la lengua adormecida.No era solo tinta, también había sangre fresca. Los músculos en el sujeto le congelaron la sangre, ella caminó hacia atrás con pasos suaves hasta comenzar a correr de regreso. Sin embargo la habían visto, solo que ese sujeto no iba a perseguir a alguien insignificante como veía a todo el mundo.Kiara quiso encontrar a alguien para decirlo. Estefanía no estaba, su jefe tampoco. Quería a su novio para pedir ayuda.Pero no fue él a quien vio en ese sitio. Era Camilo, su tío.Su corazón dejó dejó de latir al verlo, pensando que la había descubierto, quiso preguntar por su novio, por si le habían hecho daño, pero este se portó tan amable con ella, que en lugar de sentirse aliviada, se mostró temerosa.__ Sube, tengo un lugar que mostrarte. - animó Camilo con su voz amable, aquella que jamás había usado con ella.__ ¿A donde? - preguntó con cautela. Vio todo con desconfianza.__ Tu nuevo trabajo. Necesito que pagues algo que debo.__ No, yo tengo un poco de dinero hoy y puedo...__ Eso no me sirve, Kiara. - la tomó del codo y ella negó nerviosa. - Son siete millones, perdí un negocio y para hacerlo pedí dinero prestado a quien le prometí el triple y ahora debo pagar.__ Pero no puedo ganar ese dinero trabajando..- se rehusó a subir al auto de su tío.__ Lo pagaré. Solo debo ir con mi papá, cuando sepa todo no dudará en darme el dinero. - Kiara supo que mentía.Su abuelo jamás le daría un centavo más a Camilo. Había echado a perder muchos de sus negocios y se había cansado de darle dinero, estaba perdida, por lo que no quería averiguar de qué la pensaba meter a trabajar. Tanta insistencia ya le daba indicios.Se soltó de su tío y aferrada a su morral corrió, pero pronto fue alcanzada por él, quien la tomó del nacimiento de su cabello y la soltó al ver que llamó la atención.__ No te comportes como si no me debieras el haberte dado de comer todos estos años. Me debes mucho, Kiara. - declaró. - No queremos que tenga que vender la casa de papá para pagar la deuda ¿no?Ella se contuvo. No luchó más.Esa casa era todo lo que sus padres le dejaron. No quería por ningún motivo perderla y su tío tenía el poder para hacerlo hasta que cumpliera los veintiún años, aún faltaba para eso.__ Eso es. Vamos tranquilos, como tío y sobrina al auto, que nos esperan. - le acarició la cabeza haciéndola entrar al vehículo del cuál cerró la puerta.Buscó a Jonas por todos lados, ignorando el sonido del motor, pero nada de eso le fue de ayuda cuando lo encontró atrás de un auto con los ojos fijos en ella, tuvo el impulso de correr hacia a él, pero este negó.No pensaba arriesgarse por ella. Kiara percibió la respuesta y sus lágrimas se deslizaron por sus mejillas.Le había prometido salvarla de su tío, pero no lo hizo. Sus sollozos quemaron su pecho cuando no los quiso dejar salir. Había sido una tonta.¿Como fue tan ingenua de creerle?Nadie había cumplido las promesas antes ¿porque Jonas sí lo podía hacer?Se abrazó a sí misma cuando lo vio por última vez, este ni siquiera se esforzó un poco. Dejando que su tío la llevara a algún sitio de la ciudad, en donde después de aparcar el vehículo la hizo bajarse para llevarla con él al edificio con aspecto victoriano al cual entraron.No tardó mucho en ver cómo las cadenas hacían parte de la pared, como si fuese para perros, pero los canes presentes andaban sueltos. Mirando con horror el escudo que había en la pared cuando abrieron la última puerta.La triada de la sangre negra, una de las pandillas conocidas por ser despiadada y sanguinaria en toda Alemania. Eran integrantes de ellos.__ ¿Ella es tu pago? - le preguntó un hombre de tatuajes en la cara a su tío. - Se ve muy escuálida. No servirá para trabajos pesados.__ Puede con todo. - alegó su tío y en ese momento le dió terror esa respuesta.__ Veremos si con todo. - dijo una voz que salió de la nada, ella se giró para ver al hombre de altura predominante casi para aplastarla si no la veía, rostro endurecido como si estuviera furioso, facciones sombrías, un abrigo de piel sobre los hombros y cabello de un oscuro castaño que se veía húmedo pese a no estarlo, desbordando el olor amaderado que se esparció alrededor suyo.Ni siquiera la miró. Pero todo se veía pequeño a su lado, ella aún más.__ Santos, llévala a que se vista adecuadamente. - ordenó el sujeto. - Camilo, recuerda que si no me pagas en dos meses como propusiste, no solo tu moneda de cambio morirá.A Kiara dejó de importarle lo que este había dicho, implorando a su tío sacarla de ahí, pero este no le hizo caso, en absoluto. Dejando a su sobrina con una deuda que no era suya, quien deseo la forma de escapar de ahí, pero cuando el collar de esclava se cerró sobre su cuello, supo que no la encontraría.No había salida y nadie iba a abogar por ella.—¿Una última copa? —le preguntó Bastian al hombre que estaba sentado en el mueble de madera, frente a la puesta de sol más majestuosa que sus ojos pudieron ver. —Puedo hacerlo. —dijo el colombiano con voz débil. El alemán se sentó a su lado, vertió un poco del vino de cava y lo puso en sus manos. —Este es un buen lugar. —Lo es. —contestó el Don. —La única vez que Artemio se comportó como un padre, vino a curar mis heridas aquí. Dijo que cuando todo rebase, este es un buen sitio. —No se equivocó. —le dio un sorbo a la copa. Sus fuerzas se terminaban lentamente, a lo que Bastian recibió la copa cuando este se la entregó. —Estoy muy agradecido por esto, muchacho. El alemán asintió. —Es verdad. Las claves de mis cuentas las tienes aquí. —buscó en su suéter. —Quiero que busques lugares que necesiten donaciones y las entregues todo. —¿Me podrás trabajo en el último momento, viejo? —leyó la nota. —Pero sé de alguien que conoce muchas de esas. —¿Puedo descansar? —el alemán extend
Con la llegada del amanecer, Evelyn salió de la ducha en el hotel en donde se habían instalado esa semana debido al trabajo de Kenneth que no podía abandonar, esperando que su hermana regresara de sus vacaciones. Lo cual lo haría esa noche, pero estaba molesto con él mismo por llevar a su esposa embarazada de un lado a otro. Pensaba en lo cansada que podría estar. Aunque su preocupación estaba de más. Evelyn disfrutaba de moverse de aquí para allá, contenta con pasar tiempo con su marido y más cuando en medio de reuniones podía sobornar a Beck para escaparse a comer lo que se le antojaba. Así se enteraba de la vida del hombre que les obsequió los anillos que cargaban ella y Kenneth desde su boda. —Está vez puedes hacer lo que quieras, pero no pienso llevarte a ningún sitio. —cerró la ventanilla en cuanto vio a su amiga y rival de su tranquila soledad acercarse al auto. Optó por leer el periódico al revés en lugar de caer de nuevo en los chantajes de una ex monja que había dejad
Willow presionaba su sien con dos de sus dedos, deseando que la jaqueca se esfumara con el masaje, pero por más que continuaba haciéndolo, era imposible. Su remedio para todo tenía un solo nombre, una imagen y dos corazones latiendo en el mismo cuerpo, esperando que el día que pudiera verlos a ambos, uno a la par del otro. Su noche fue difícil, quería dejar el papeleo para después, pero luego de su misión para recuperar a un niño secuestrado, hijo de uno de los comisionados, debía hacer el informe que debía presentar antes de marcharse. Necesitaba ir a su casa, dormir y brindarle la atención a lo que sí significaba algo realmente importante para él. No tener que redactar algo que de seguro leerían por encima. Dredd aún debía revisar el equipo. Buckner organizaba los integrantes de la brigada que usaron para el rescate y Vélez tenía como problema, hacer una revisión a profundidad de las aeronaves y municiones en esta. Estaban agotados, pero los cuatro, sin flaquear se organizaron
El cielo parecía que iba a caerse con la torrente tormenta que golpeaba las copas de los árboles, sacudiendo sus copas con fiereza, causando un ambiente tenso. Como si avisara de un suceso que haría correr al mundo y poner a rezar a los feligreses. Una tormenta oscura y una radiante llegada podría ser la causa de tan siniestro entorno. Mientras Bastian trataba de comprender qué carajos había hecho para tener a su mujer totalmente furiosa con él. No quería verlo desde hacía dos horas, por lo que en lugar de discutir, prefirió darle espacio, yendo con su hija quien estaba por dormirse en su dormitorio. Los tres canes cuidaban la puerta de la habitación que compartía con Kiara, mientras él arropaba a la niña que quedó profunda con su pijama de tomates. El conejo se movía de un lado a otro en su jaula, haciendo que él lo colocara en el lugar destinado para su descanso. Resoplando salió de esa habitación, cansado de no oír una explicación lógica de la italiana, pues salió solo un par
El sol de la tarde se filtró a través de los vitrales, tiñendo el aire con tonos dorados y azules. Los bancos de madera pulida estaban cubiertos con elegantes telas blancas y doradas. Las flores frescas, en tonos pastel, adornaron cada pasillo, creando un camino fragante hacia el altar. Los invitados llegaron y no evitaron ese sentimiento que un lugar decorado de esa manera podía hacerles tener. Suspiros otorgados a quienes podían percibirlo. Anhelos de aquellos que compartían el mismo sentimiento. Kiara con su abdomen abultado y su vestido turquesa caminó de la mano de su esposo, quien no perdía detalles de su mujer y su hija. Después de acompañar a la novia en su recorrido hasta la gran iglesia, era momento de acomodarse en sus lugares para dar inicio a la ceremonia. Los nervios de Evelyn eran evidentes. Sus manos sudaban como jamás imaginó. Su estómago se había revuelto y no sabía si eran por los nervios o por el embarazo de casi 16 semanas que aún se le notaba poco, pero la te
Desde la colina más aislada hasta la ciudad más poblada, el suceso de casi tres decenas de mujeres regresando a sus casas de manera inesperada se dio a conocer. Los diarios llenaron sus bolsillos con las noticias, los cuales no eran más que rumores de esto y aquello.“Trabajo de la policía en conjunto con la milicia” lo titularon algunos. “¡Un milagro sin precedentes!” Decían algunos otros. “El ejército dio un golpe brutal a los tratantes de blancas” se elogiaban unos más. “Edificio es derribado, cobrando la vida de cientos de víctimas” Kenneth leía cada uno y no sabía si lo que sentía era lástima por los imbéciles que se atribuían cosas que jamás hubieran desmantelado o si su enojo era porque la única que hizo un cambio y lo indujo a hacer algo bueno en toda su vida, fue Evelyn Vallerk. Su prometida. La mujer más valiente que pudo haber visto en su vida. Creía que no se daba cuenta de cómo veía la herida que seguía sanando, pero sí lo hacía. Sí se fijaba en ese hecho que no p
Último capítulo