Capítulo 5.

El impulso no se lo quitó nadie, cuando una iracunda Kiara levantó la mano con el trozo de madera, el cual iba directo a la cabeza de Jonas.

Sin embargo no llegó a término cuando Bastian lo sostuvo en el aire, atrapando y ejerciendo fuerza, su cara reflejó esa mirada que aquellos condenados a muerte por él, veían como último acto. Pero se quedaron solo esperando a que Kiara bajara el rostro, mostrara miedo o algo similar...cosa que no sucedió.

Le mantuvo la mirada, no bajó la mano, en lo que este se lo tuvo si arrebatar con rudeza. Lanzandolo en la fogata que lanzó brasas en dirección del otro extremo, mientras ninguno de los dos se dejó de ver.

__ Niña, baja la cabeza. - sugirió Santos cuando llegó a ella. - Faltarle el respeto al Don te podría matar.

__ Por favor. Me harían un favor justo ahora. - contestó acribillando a Jonas con ganas de enterrarle las uñas en sus ojos. - ¿Como demonios se te ocurre semejante estupidez?

Nadie supo para donde mirar ante los insultos que el hermano del Don estaba recibiendo, pues ninguno de los presentes tuvo idea de porque a una esclava se le permitió hacer tal cosa sin haber cortado su lengua aún.

__ Kiara, sé como se vio...

__ No, no sabes un carajo. Eres un cobarde, un imbécil, un...

__ Los dos cierren la jodida boca. - sentenció Bastian harto de todo. - Jonas ven conmigo. Tú, ve con tu matriarca.

__ No, necesito hablar con Kiara. - refutó Jonas con desespero. Su hermano le lanzó una mirada tenaz y él decidió callar. Bajó la cara y asintió.

Kiara no pudo sentir mas desprecio por él. Mientras Bastian pasó a su lado con el humor a punto de lanzar cuchillas contra todos, no sabía ni como fue que se controló lo que en ese momento.

Kiara sintió la mirada de todos sobre ella, optando por salir con solo dos trozos de leña en las manos. Jamás iba a avergonzarse de lo que dijo e hizo.

Jonas era un cobarde ante sus ojos, estuvo enamorada de él, claro que sí, pero no era una tonta que con dos palabras le perdonaría todo. Aunque también estaba al tanto de las leyes en ese clan criminal. Si Bastian daba su bendición, al haber sido reclamada, debía casarse con Jonas, así estuviera o no de acuerdo.

Rogó porque no fuera así y sentir a todos tensos le hizo ver que seguramente habría una posibilidad de que su deseo se hiciera real.

Nadie se atrevió a entrar al despacho, en donde sabía que ellos dos estaban. Cleo la envió de aquí para allá, pasando por la puerta varias veces, pero sin tiempo de pegar la oreja y oír algo al respecto.

Solo escuchó la voz de Jonas y una sola vez la del Don, quien con solo una palabra la hizo erizar.

No sabía que poder tenía ese sujeto, pero ponía nerviosos a todos, decir que a ella no, era mentira. Se alejó mas rápido cuando escuchó que alguien salió, pronto se dio cuenta que fue su ex, quien cerró con cuidado y exhaló antes de caminar en el extremo contrario a ella.

Observó una vez más, solo para ver a Bastian, con su porte y abrigo emanando ese aroma ya conocido alejarse de la puerta. Con cada paso impuso respeto, obligó a todos a hacerse a un lado y a ella a no dejar de verlo.

Bajó los dos escalones hacia la salida, abordó el vehículo y se marchó con un maletín que le entregaron. Kiara se fue a dormir al sitio destinado para ella y el resto de esclavas, aunque por la mañana tuvo las miradas de todas sobre ella.

Los murmullos le llegaron a los oídos rápidamente. Todas susurrando que se creía la gran cosa por ser el capricho del hermano del Don.

Quiso ignorarlo. Toda la tarde solo se encargó de sus tareas, pero le fue imposible hacerlo cuando tuvo que trabajar con ellas. La empujaron con sus hombros a propósito, la sabotearon y se burlaron a viva voz, con comentarios que deseó no dejar que la afectaran.

__ Dime que eres un inepta, sin decirlo. - dijo Ruth botando el balde con agua que ella puso segundos antes. - Tendrás que limpiar de nuevo.

__ O te pongo a tí a pasar la lengua por ahí. - contestó con el mismo tono.

__¿Porqué haría tu trabajo? - cuestionó. - No es mi culpa que seas una buena para nada. Porque ofrecerle el cul0 al joven Jonas no te quitará el ser soñó la put@ que lo complace...por ahora.

__ Ve tú con él y ofrece tu cul0, ver si así deja de joderme la existencia. - pateó el balde que alertó al resto del problema.

Ruth sonrió, pues le doblaba el tamaño y creyó que con facilidad podría ganarle en una pelea. Mas con ayuda de sus dos amigas, quienes rodearon a Kiara, ella se movió al ver la desventaja en cuanto a números, pero no les quiso dar el gusto de verla intimidada.

__ Vas a desear jamás haberme dirigido la palabra. - prometió Ruth.

__ Tan importante se cree para retarnos. - rió Adriana.

__ Tan importantes se creen para hacer este tipo de tonterías en mi fortaleza. - les habló Bastian desde la espalda, con su implemente figura y voz nada amigable logró que todas se pusieran de rodillas ante él de inmediato. Todas, excepto Kiara, quien sólo se removió y puso su mano en el estomago con el corazón a punto de explotar.

Sus ojos se encontraron, pero ninguno dijo nada.

__ Dile a Cleo que haga bien su trabajo para que dejen de suceder estas cosas. - le ordenó a Santos, quien asintió antes de marcharse. - Tú, ven conmigo. Necesito que limpies algunos objetos.

Kiara no mencionó una sola palabra dejándolo pasar, el avanzó una distancia antes de ver por encima de su hombro, ella entendió que la quería siguiéndolo, por lo que comenzó a caminar, solo que no fue atrás suyo ni con la cabeza abajo como era el protocolo.

__ Voy a latigar tus pies por tanto irrespeto. - amenazó el Don.

__ No sé cómo te soportas tú solo. - murmuró ella en respuesta.

__ No pienso perder la paciencia contigo. - abrió la puerta para entrar a su dormitorio. Se quitó el abrigo que dejó sobre su cama, sacando las llaves del cajón para llevar las piezas que tenía guardadas.

Brazaletes femeninos, una corona y un collar. Por deber le tocaba casarse, procrear y ya tenía a un prospecto, elegido en su viaje. La conocía de toda la vida, no sería difícil llevar su matrimonio porque entendía muy bien las leyes de lo que pasaba y podría ocurrir en ese clan.

Kiara tomó un trapo con el cual comenzó su trabajo, pero entre más los detalló más maravillada estaba con las piezas.

Eran diamantes rosas púrpura. Había escuchado de ellos, por lo que no dejó de preguntarse en la razón del porqué él tenía todos esos, porque claramente eran reales. Se decía siempre, de lo valiosos y exclusivos que eran estos, le fue imposible no quedar fascinada ante la imagen que se plasmó en su mente.

Escuchó el agua correr en la ducha y con sumo cuidado se desató el cabello para dejarlo caer en ondas por su espalda. Se plantó frente al espejo y alcanzó la tiara que dejó sobre su cabeza.

Sus ojos brillaron ante su cabello siendo decorado con tantos diamantes, se colocó el anillo con la forma de una gota de 12 quilates del mismo diamante. Le dio escalofríos tan solo verse así. Solo en su mano tenía mas de veinte millones de euros.

Sonrió, mordiendo su labio sin estar consciente de hacerlo hasta que vio su reflejo al Don del clan alemán, mirando fijamente su imagen.

Por la mente de Bastian pasaron dos cosas. ¿Como alguien tan diminuto se podía ver tan grande y a la altura de semejantes joyas? ¿Como era posible que aún tales piezas no se le compararan a la belleza que poseía?

Sin preverlo caminó hasta donde ella se encontraba y se ubicó atrás suyo, llevando las manos a la tiara que destelló cuando sus ojos oscuros y siniestros se posaron en los diamantes.

La ubicó correctamente, dejando sin aliento a Kiara mientras ese escalofrío la recorrió por completo. Le afectó de más tenerlo así de cerca y en toalla, oliendo a loción masculina y a algo más que le puso a temblar las rodillas.

__ Dime que no le darás tu bendición a Jonas para casarse conmigo. - musitó ella viéndolo a través del espejo.

__ Es mi hermano. No necesita mi autorización para casarse con la esclava que quiera. - determinó Bastian volviendo a su habitual humor.

__ Pero puedes impedirlo.

__ ¿Le estás pidiendo un favor a tu amo? Que dulce, Liebe. - contempló lo que tenía frente a él. - Eliges mal. No soy el benevolente en los Blackwood.

__ Entonces, ¿Quien eres?

__ Quien puede enterrarte o alzarte. - declaró, ella se quitó la corona y la puso sobre sus manos. - Casarte con Jonas puede serte de ayuda si quieres sobrevivir en este sitio.

__ Dormir con él y dejar que me haga su mujer, solo por su capricho, no es un precio que quiera pagar. - contestó de mal modo. - No me gusta.

Él sintió el amargo en su estómago con solo la mención. Por mas que quiso ignorarlo, no pudo. Le fue imposible.

__ A mí tampoco. - agregó deteniéndola en el umbral de la puerta.

__ ¿Tampoco qué?

__ Tampoco me gusta. - manifestó, revelando algo que ni él conocía en verdad, pero era verdad y aún cuando no debía, existía ese deseo indecente para su cargo y su nombre.

Un pecado. Un dulce pecado, llamado Kiara Moretti.

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