Se desarrolla en la ciudad de Barquisimeto, la ciudad de La Musica y los Crepusculos. A esta ciudad llega Sofia Montenegro, una chica tímida e insegura de si misma a quien le urge encontrar pronto su primer trabajo en la ciudad. Elige presentarse en Joyerias Gottier, un emporio de los más importantes en esa ciudad, y por coincidencia de la vida la eligen como asistente personal de Sebastian Gottier. Él es director, dueño y señor de esa empresa, quien es un exitoso hombre de negocios, frío, calculador y que sabe perfectamente lo que quiere en la vida, y eso es seguir triunfando y generando dinero en sus empresas por mucho tiempo. Su vida la tiene perfectamente trazada; nadie le lleva la contraria, todos siguen sus exigencias, y es tan perfeccionista que ninguna asistente puede llevarle su ritmo. Bueno, eso es hasta que aparece Sofia Montenegro. Ella le sorprende gratamente con su inteligencia y trabajo eficiente que realiza, más aun cuando logra anticiparse siempre a sus necesidades sin que el se lo solicite, lo que llama su atención considerablemente y que ocasiona que meses después de haber llegado le haga una propuesta que cambiará su vida radicalmente para siempre. Una pregunta para la que solo tendrá que decir… «Acepto».
Leer másSe incorporó asintiendo mientras pasaba una mano por la frente, como si intentara calmar una jaqueca inexistente. Cerró los ojos concentrándose en mantener la compostura y no demostrar que algo en todo aquello le hacía estremecer. Debía comportarse profesionalmente, tal cual como si se tratara de un contrato en donde su cuerpo y alma tenían un precio. Sintió sus manos tomar el cierre del vestido rojo y deslizarlo con delicadeza hacia abajo, no pudo evitar sacudirse cuando sintió como deslizaba el vestido desde sus hombros dejándolo caer a sus pies. Ahora solo se encontraba vestida con un delicado conjunto burdeos mostrando sus curvas y delicada piel. Respiró hondo abriendo los ojos y encontrando la mirada a través del reflejo. Se giró en su eje enfrentándolo, él parecía rígido en su posición con temor de hacer algo que hiciera estallar la bomba, sin embargo, ella no logró controlarse. Llevó las manos al cuello de éste acercándolo a sus labios, fundiéndose en un ardiente beso que ningu
Como el señor Gottier especificó personalmente a través de un llamado telefónico, una chica se encargaría de hacer las preguntas. Solo tres hombres podían compartir espacio con su mujer: el señor Pound, su guardaespaldas y principalmente él. La chica de cabello liso y teñido de un extraño rubio platinado le tendió la mano para saludarla. Le explicó en qué consistiría la entrevista: preguntas generales de su vida, su boda y finalizar con la nueva vida y estilo que llevaba en Barquisimeto. La periodista sacó una grabadora, tomó una libreta, un lápiz y luego de regalarle una sonrisa, comenzó. —Imagino que han sido demasiados cambios en el transcurso de un año, ¿de dónde viene, señora Gottier? —Nací en Valencia, Carabobo, donde viví toda mi infancia y adolescencia hasta trasladarme a esta ciudad —respondió Sofia con naturalidad. —¿Por qué decidió venir a Barquisimeto? ¿Esperaba encontrar éxito? —La chica rio en silencio mientras negaba. La periodista seguía inexpresiva anotando en la
Tomó un trago de aire para luego dejar caer el vestido quedando desnuda solo con unas bragas de encaje color nude, pensando como hubiese reaccionado su esposo. Sabía que no era fea y tampoco una súper modelo, pero ¿para qué querría ese hombre, una mujer con que aparentar si podría disfrutar de una con la que saciar sus necesidades? No quería decir que ella quería ser esa persona, no buscaba eso —por algo aceptó a firmar —era justo lo que necesitaba, no obstante, un hombre no pensaba de la misma forma… Hasta que conoció a su esposo. Sacudió la cabeza intentando alejar tales ideas, buscó su camisa de seda, se lavó los dientes y la cara para acostarse y perderse en un profundo sueño. Hablaba con Meg al teléfono cuando Simon tocó la puerta para informarle que Luisa Reeve se hallaba en la sala. Agradeció la información pidiendo que le atendieran mientras terminaba la llamada. El hombre hizo una reverencia y la dejó en la biblioteca. Un par de minutos después Pool entró a la habitación m
—La revista Barquisimeto te quiere en portada. —¿Cuál es la razón? —preguntó Sofia mientras Samira la maquillaba para el evento de esa tarde. —Cuál es el estilo de vida que lleva una chica normal en este mundo de empresarios —ambas rieron. —¿Normal? Dejé de serlo hace bastante tiempo. —Al parecer no es así, creen en esa postura o solo quieren sacarte información privilegiada. Samira siempre mostraba excelentes resultados como su mano derecha y maquilladora, se había ganado el premio mayor cuando aceptó trabajar para ella. Llevaba el cabello ondulado y desordenado hacia un lado logrando que su cabello rojizo reluciera, destacando sus ojos con colores ahumados y un brillo labial. Estaba perfecta. Miró a través del espejo a Pool que hojeaba el periódico en busca de alguna noticia sobre la familia más destacada del momento. Después de más de un año de trabajar juntos, era gratificante estar todos en una misma habitación sin insultos o malas caras. Era un equipo fuerte y destacado
—Vamos, despídeme —insistió el chico en un susurro. —No… n-no puedo… —tartamudeó ella sin aliento. Sintió la sonrisa de él sobre su piel sensible. —¿No puedes o no quieres? —Al no recibir respuesta siguió avanzando hasta llevar a la comisura de sus labios—. Vamos, Sofia, sé que quieres ser mía… —No voy a dejar a mi esposo. —Logró decir con los ojos cerrados. —Sé que no puedes, o no quieres, no lo sé bien, pero sí sé que no lo amas. Algún día averiguaré la verdad. —¿Señora Gottier? ¿Sofia? Con un rápido movimiento se alejó de su asesor y arreglarse un poco antes de que Samira entrara. La chica ni siquiera se inmutó de verlos juntos acercándose a su jefa para mostrarle los cambios en la agenda y las respuestas que Savier le dio asegurando que nada se modificaría hasta que volviera del viaje. Este viaje nuevamente lo harían solos, por lo que procuró que su equipo siguiera sus órdenes y mantuviera las cosas en correcto estado. Solo necesitó de una mirada para saber que algo andab
Como siempre, dejó caer la bata quedando en ropa interior con un brasier sin tirantes y unas bragas que dejaban poco a la imaginación. Él pasó el vestido por la cabeza procurando no desarmar el peinado dejando que la tela cayera por si sola amoldándose al cuerpo de la chica. Como siempre ambos se observaron a través del espejo regalándose una sonrisa de satisfacción. El asesor se arrodilló para colocarle las sandalias. —Me sorprende tu elección —comentó Sofia. —De vez en cuando debes parecer a tu edad, no creo que tu millonario esposo se moleste. — Ella se encogió de hombros sin apartar la mirada de la delicadeza con que amarraba la hebilla del zapato. —Hoy anda de buenas… —¿Eso quiere decir que podemos aprovechar y festejar? —preguntó Pool admirándola con provocación y una sonrisa. Sofia rio entre dientes. —Estoy casada… —No me vengas con el discurso, me lo sé de memoria —interrumpió mientras terminaba con el segundo zapato. Cerró los ojos cuando sintió la yema de los dedo
Último capítulo