Madrid era distinta a todo lo que conocía.
Los edificios antiguos mezclados con cafés modernos, los atardeceres que teñían el cielo de oro, y ese idioma que entendía perfectamente pero que ahora sabía diferente. Todo parecía un universo paralelo… uno en el que Emily Thompson no era la protagonista del escándalo amoroso más jugoso de la prensa empresarial.
O al menos eso intentaba.
Porque bastaba abrir cualquier red social, recibir una notificación aleatoria o escuchar la televisión en el fondo de algún restaurante para que su nombre —la otra, la asistente, la rompebodas— regresara como un fantasma. Y junto a él, el nombre que intentaba olvidar: Albert Brown.
Vivía en un pequeño apartamento que compartía con Valeria, quien había logrado un puesto en un prestigioso hospital pediátrico como parte de su subespecialidad. Emily, por su parte, había encontrado trabajo en una editorial independiente, revisando manuscritos y organizando agendas de autores.
Nada como una nueva vida para empezar