Además, su abuelo pronto saldría del hospital. Era el momento de retomar el asunto del divorcio.
Por su parte, Luciana corrió hacia su dormitorio sin detenerse, cerró la puerta detrás de ella y se cubrió las mejillas con las manos.
—¡Dios mío! —¿Había soñado o eso realmente había pasado? ¡Alejandro la había besado!
¿Por qué lo hizo? ¿No estaba enamorado de Mónica? ¿Entonces, le estaba jugando una mala pasada? Aún podía sentir un leve sabor a alcohol en sus labios. ¿Así que la besó solo porque estaba borracho y perdió la razón?
Luciana se llevó la mano al pecho, donde su corazón latía con fuerza… al mismo tiempo que sentía una ligera punzada de tristeza y confusión.
***
Unos días después, temprano en la mañana, Luciana recibió una llamada de Miguel.
—Buenos días, abuelo.
Miguel respondió con una sonrisa:
—Luci, ¿estás ocupada?
—Estoy trabajando durante el día —respondió Luciana con sinceridad—. Salgo a las cinco y media de la tarde.
Miguel continuó:
—Es que hoy me dieron de alta del hos