Capítulo 1675
Dos meses después.

Muy temprano aquella mañana, Alejandro se despertó.

Se levantó en silencio, para no hacer ruido, bajó las escaleras y se fue directo a la cocina para prepararle el desayuno a Luciana.

Un mes antes, Luciana había empezado con las náuseas del embarazo.

Todo lo que comía lo vomitaba; a veces, incluso, hasta el agua.

Su apetito se había desplomado; fuera la hora que fuera, cuando alguien le preguntaba, ella solo decía que no tenía hambre.

En casa tenían chef de cocina internacional y de cocina tradicional, y además Amy estaba al mando; en cuanto se le antojaba algo, podían servírselo en la mesa de inmediato.

Pero Luciana se había puesto muy selectiva: solo comía lo que Alejandro cocinaba.

Por eso, siempre que tenía un poco de tiempo, era Alejandro quien se metía a la cocina. Y el desayuno, ni se diga: él se encargaba de todo.

En la cocina, Amy lo vio entrar y sonrió.

—Señor, ya se levantó. Le dejé todos los ingredientes listos.

—Ajá, gracias.

Amy tomó un delantal y se lo
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