Carolina anhelaba una vida llena de amor y sencillez, con una familia numerosa como centro de su felicidad. Sin embargo, el destino tenía otros planes para ella. Un implacable italiano cruzó su camino, atrayéndola hacia un amor forzado y complicado. Ahora, Carolina se encuentra en una encrucijada, donde amar a un demonio como él desafiará todos sus ideales y convicciones.
Leer másHoy la casa estaba completamente llena, la familia de mi padre estaba de visita, tenían algún tipo de reunión, de la cual yo no podía participar, y posiblemente nunca lo pueda hacer, mi padre en realidad no era mi padre, yo solo era un huérfano del cual él tuvo piedad.
Mi padre adoptivo es la cabeza de una de las familias más importantes entre la mafia, y yo solo soy la vergüenza de la familia de mi madre; mis abuelos me odiaban, siempre me recuerdan que yo no debería estar vivo. Mi madre se suicidó cuando yo nací, según lo que me han contado y he escuchado. Ella fue raptada meses después de casarse con mi padre. Nadie sabe realmente qué vivió allí, pero está claro que abusaron de ella, y de esos abusos, nací yo. No era de extrañar que nadie me quisiera, ¡yo era el hijo de nadie! Un mal chiste, el hijo bastardo.Mi hermano, el verdadero hijo de mi padre, se acercó a mí, me miro y sonrió de oreja a oreja, el tan solo era un año menor que yo, pero siempre vivía atormentándome.— ¿Qué haces Fabien? — me preguntoYo puse los ojos en blanco.— Estoy leyendo, ¿acaso no sabes lo que es un libro? — le pregunte con molestia.Él me arrancó el libro de las manos y lo tiró al suelo, yo respire profundamente, a Mariano le encantaba sacarme de quicio, pero lo hacia para que yo fuera castigado, así que he optado por no hacer nada.Uno de mis primos también se acercó, todos ellos me odiaban.— ¿No te da vergüenza estar viviendo aquí? ¡Tío solo te conserva porque le das lástima! Ni siquiera tus abuelos te quieren, ¡eres un bastardo! ¡Por tu culpa mi tía se suicidó! — me grito.Yo respiré profundamente, ¡este imbécil quería una paliza!— vete de aquí — le pedí.Mi “hermano” empezó a reír.— el ya no quiere jugar con nosotros, así que mejor vámonos — le dijo mi hermano a Silvio, mi primo.— Largo — ladre ya un poco molesto.Me incliné a recoger el libro, pero Silvio me dio una patada en la cara, sentí un dolor terrible en la nariz, y mi vista se volvió completamente roja.— ¡Bastardo! ¡Eso te lo merecías! ¡Tú no perteneces aquí! — me dijo Silvio.Miré arriba, los dos se estaban riendo de mí y después corrieron lejos, malditos cobardes.Entré a la casa, Piero mi padre estaba allí con sus hermanos, él me miró y frunció el ceño.— ¿Qué pasó? — Me preguntó despreocupadamente.Mis otros tíos empezaron a reír.— ¿Ahora te caes solo? — Me preguntó mi padre.Yo sonreí y subí a mi habitación, busque entre mis pertenecías hasta que encontré un b**e, si iba a ser castigado, al menos me llevaría la satisfacción de golpear a ese par.Baje con cautela las escaleras y Sali al jardín, camine con el b**e en la mano. este fue mi límite, no iba a permitir que nadie me pisoteara nunca más. Si no iba a tener su aceptación a las buenas, ¡haría que me temieran! Yo... Fabien De Santi sería un diablo, temido por todos.— ¡ey! — Gritó mi hermano. Pero ya era demasiado tarde. ¡Le di con el b**e con todas mis fuerzas al infeliz que se atrevió a golpearme! Nadie tenía derecho a tocarme, nadie iba a volver a tocarme.El imbécil estaba en el suelo llorando, tiré el b**e a un lado y lo agarré del cabello haciéndolo mirarme.— A la próxima te desapareceré de este mundo — le advertí con una sonrisa en mi rostro.Mi querido primo tenía la mandíbula dislocada, y eso de alguna manera me hizo sentir muy bien.— ¡Bastardo! — Me gritó mi hermano y me empujó.Yo caí al suelo de culo y lo miré.— ¡Papá va a matarte! ¡Le contaré todo! — Me gritó ayudando a nuestro primo a levantarse.Yo limpié mi nariz con el dorso de la mano, había mucha sangre, y sabía que pronto habría mucha más, mi padre iba a castigarme, el… tal vez me mate.— Deberías estar agradecido que encontré el b**e, me hubiera encantado marcarlo por toda la cara, así me recordaría para siempre — le dije sonriendo.Mariano me miró con rabia y se fue con Silvio. Yo me quede allí tumbado en el césped, con el corazón acelerado, iba a morir, de eso estaba seguro.El grito de mi padre me espanto, pero yo levante la barbilla y me levante del suelo, respire profundamente y camine a la casa, mi destino ya estaba hecho.Apenas me acerque el me arrastro dentro, donde estaban los demás adultos, allí me dio una bofetada que me hizo doler hasta el alma, yo no agaché la cabeza, no me arrepentía de lo que había hecho.— ¿Quieres que te regrese con tus abuelos? — Me pregunto y me dio otro golpe.Yo respiraba rápidamente, quería gritarle, defenderme, pero si lo hacia, esta situación se iba a poner mucho peor.— ¿Te crees malvado? ¡Te voy a mostrar lo que es serlo! — me dijo.Papá me agarró del cabello y me llevó a la cocina, he hizo que abriera la mano en el mesón.— ¿Te vas a disculpar? — Me preguntó.Yo negué con la cabeza, iba a asumir las consecuencias con gusto. — No muevas la mano, si lo haces voy a cortarla y haré que veas cómo se la comen los perros. — me advirtió.Yo contuve el aliento. Vi como saco del cajón de la cocina un enorme y filoso cuchillo.— aun estas a tiempo de disculparte — me dijo.Yo negué con la cabeza, y entonces el lo hizo, atravesó la palma con la filosa hoja. Contuve un gemido de dolor, lo miré de reojo y él me sonrió. — Tienes huevos, niño. — me dijo.Sacó el cuchillo y lo sostuvo en el aire, este, tenia liquido rojo en la punta. — Tómalo. — Yo iba a agarrarlo con la otra mano, pero él negó. — La otra. — Yo levanté la mano herida y él me puso el cuchillo en la palma. — Tienes suerte de que no te corte un dedo. — me dijo.Yo lo miré directamente a los ojos, él estaba sonriendo, y de alguna manera pude ver en sus gélidos ojos, un atisbo de orgullo, y eso, hizo que el dolor en mi mano se mitigara, era la primera vez que sentía algo de afecto de parte de él. — Ve a que te atiendan la herida, no quiero que se te infecte. — me dijo. Apreté el cuchillo y salí de la cocina. Todos allí reunidos me miraron, yo les sonreí y me fui.*****Hoy estaba lloviendo a cántaros, y lo más jodido era que no me habían permitido ir con Mariano en el coche a la escuela. Tenía mucho frío y por cómo estaban las cosas, iba a llegar tarde.Empecé a correr para llegar más rápido, pero terminé en un charco. — ¡Maldición! — Grité con frustración.Un pequeño gato salió de la nada, estaba llorando, tal vez tenía frío igual que yo. Lo cargué y lo miré, estaba en los huesos. — ¿Quieres ir conmigo a casa? — Le pregunté y él empezó a maullar.Lo metí dentro del bolso y me devolví a casa. Escondí al gato en mi habitación, le había llamado Onix, ya que era muy negro. — Me voy a la escuela, no hagas ruido. — Lo metí en una caja y lo escondí en el armario. Salí de la habitación y corrí hasta la puerta de salida. ***Cuando regresé de la escuela fui directo a la habitación, Onix seguramente tenía hambre. Abrí el armario, pero la caja no estaba, yo bajé las escaleras y me topé con mi padre, que sostenía a Onix en sus manos. — ¿Buscabas esto? — me pregunto.Yo asentí y él me sonrió, tenia miedo de lo que podría pasar, mi padre había dicho una vez que no quería animales en casa. — ¿Sabes lo que pasa cuando te apegas emocionalmente a algo? — Yo asentí con la cabeza.Un nudo en el estomago empezó a formarse, sabia a donde iba a terminar. — Te duele cuando ya no está. — Le respondí.El asintió con la cabeza. — Correcto. Y dime, ¿lo quieres? — me pregunto.Yo tragué en seco y negué con la cabeza. Padre apreto al pequeño gato en sus manos, este empezó a maullar y a tratar de escapar. — ¡Ya basta! — Grité y él se detuvo.Sentía escocer mis ojos, pero no iba a llorar frente a él. — ¿Te duele? — Me preguntó y yo asentí. — Lo harás tú, o lo hare yo — Me dijo.Le quité a Onix de las manos y entonces hice lo impensable, sentí como algo dentro de mí se quebraba, era como si algo se apagara.— Que no vuelva a pasar, ¿entendido? — Yo asentí. Me fui al jardín con Onix en las manos. Me senté y lo puse a un lado, empecé a cavar un agujero y lo puse allí. Miré su pequeño cuerpecito, si tan solo lo hubiera dejado en medio de la lluvia. tire arena sobre él y lo sepulté. Me quedé allí por un momento, para después levantarme y volver a casa como si nada, aunque por dentro me estuviera muriendo.Tenía que hablar bien con Muriel, ella no podía llevarse una mala impresión mía. Yo era un hombre culto, educado, bueno en la cama, sexy, millonario y un muy buen besador. Yo era casi perfecto. Le iba a demostrar que no iba a encontrar un mejor hombre en esta tierra. La puerta del sauna se abrió y entró Vlad con su típica mala cara. Yo lo miré y respiré profundamente. — Mikha, Salvatore quiere hablar contigo — me dijo. ¿Qué carajo quería Salvatore? ¿Y por qué tenía que venir a molestarme a estas horas? — ¿Pero qué m****a quiere ese hombre? ¿Por qué no envía un mensaje como una persona normal? — me quejé. Salí del sauna junto a Vlad. Salvatore estaba en el recibidor de mi casa. Él me miró y desvió la mirada inmediatamente. — ¿Qué haces aquí? — Yo le pregunté mientras ponía mis manos en la cadera. Odiaba que interrumpieran mi momento de relajación. Él me miró muy mal. — Uno de mis socios te quiere conocer. Sería un buen negocio hacer trato con ese hombre — me comentó. Salvatore p
4 AÑOS DESPUÉS Hoy Fabien cumplía años, y yo me había encargado de hacer una pequeña reunión con algunos socios y familiares. Desde hace un par de años, yo empecé a encargarme de algunos negocios, no tan grandes e importantes como los de Fabien. Entre mi florería y la crianza de Valentino, me tenían muy ocupada. — Señora Salvatore, ya le eh traído lo que pidió — me avisó el hombre que ahora se encargaba de mi seguridad. Yo asentí con la cabeza. — Vamos — le dije. El y yo nos dirigimos a una de las habitaciones que se utilizaban para hacer interrogatorios, mi guarda espalda abrió la puerta y yo entre. Sonreí un poco, y me acerque a mi invitado. — Que bueno verte, ¿estas cómodo?— Le pregunté. Mi guarda espaldas me alcanzó una silla y yo me senté, cruce las piernas y sonreí más ampliamente. Berluscone que estaba frente a mi, amarrado de pies y manos me miro con odio. — Cuando salga de aquí voy a matarte, y también mataré a tu hijo, pero primero me lo voy a follar frente a ti — Me g
Una semana después.El funeral de Silvio fue bastante emotivo, demasiado para un traidor como él, y me molestaba muchísimo, ya que mi familia ni siquiera pudo tener uno.— ¿Estás bien? — me preguntó Fabien, que estaba a mi lado.— Ni siquiera sé dónde están sepultados mi padre y hermanos — le dije con un nudo en la garganta.Fabien me acercó a él, yo oculté mi cara en su pecho y lloré, yo ni siquiera había tenido tiempo de llorar su partida, me habían arrebatado todo eso. Fabien me apartó, me tomó de la mano y me arrastró con él, yo caminé a su lado mientras todos allí nos quedaban viendo, Fabien y yo caminamos por un par de minutos, hasta que nos detuvimos.— Se merecían tener cristiana sepultura — me dijo Fabien.Yo miré las tumbas a mis pies y caí de rodillas en el césped, me abracé con fuerza y seguí llorando.— Si pudiera devolver el tiempo, te juro que cambiaría tantas cosas. Perdón, Carolina, perdón por haberte arrebatado a tu familia — me dijo él.Yo levanté la vista y lo qued
Mi padre tenía todo listo, y hoy por fin iba a poner todo en su lugar. Silvio iba a pagar muy caro por traicionarme, y todos aprenderían una gran lección. Miré a Carolina, que aún se estaba cambiando, y sonreí.— Cada vez que te veo, te encuentro más y más hermosa — le dije.Ella levantó la vista y me miró. Después de que Carolina me ayudó con Coppola, ella cambió. Su mirada dulce se convirtió en una completamente retorcida, y me encantaba. Ahora ella era perfecta, era como yo.— ¿Qué pasa si Silvio no va? — me preguntó.Yo tenía plena certeza de que él asistiría. Silvio tenía que actuar normal, y no ir a una reunión tan importante como esta sería muy sospechoso.— No te preocupes por eso, Silvio irá — le contesté.Ella sonrió y asintió con la cabeza.— ¿También puedo ir? — Me preguntó Valentino desde la cama.Yo negué con la cabeza. No quería sacar al niño de la casa, sería un problema si sucedía otro percance.— Después, hoy te quedas con Jacob — le contesté.Él puso mala cara y se
Carolina y yo salimos de la habitación, ella estaba hecha un desastre y yo… bueno, me veía como un auténtico demonio. — Veo que se divirtieron — me dijo padre. Yo le sonreí de lado. — ¿Has hecho lo que te pedí? — le pregunté. Él asintió con la cabeza. Carolina me quedó mirando sin comprender. — ¿Pasa algo? — me preguntó. Yo negué con la cabeza. — Todo está bien. De hecho, todo está perfecto — le contesté. Ella solo asintió. — Ocúpate de Coppola, quiero que esté fresco para ese día — le dije. Mi padre volvió a asentir con la cabeza. Yo agarré de la mano a Carolina y la arrastré conmigo hasta el coche que nos estaba esperando. Cuando entramos, ella volteó a verme y empezó a limpiar mi rostro con un pañuelo. — Si Valentino te ve así, no nos dejará tranquilos hasta que no respondamos cada una de las preguntas — me dijo ella con una sonrisa. Yo tomé sus manos, las llevé a mi boca y las besé. — ¿De verdad me matarías? — le pregunté. Ella me miró a los ojos, y sonrió. — No nec
UNA SEMANA DESPUÉS. Carolina me tenía como un prisionero en la habitación. Ni siquiera mi padre se había atrevido a tanto, pero ella insistía cada vez que yo quería salir. Me daba un sermón, y no contenta con eso, ponía al pequeño demonio a vigilarme. — Tráeme algo de agua — le pedí a Valentino, que estaba tumbado en el suelo jugando con varios juguetes. Él negó con la cabeza de inmediato. — Entonces iré yo a buscarla — le dije. El pequeño se levantó de mala gana y salió de la habitación. Yo me levanté de la cama y llamé a Jacob. — Ten todo preparado para hoy — le pedí. — Todo está preparado desde hace días — me contestó. Colgué y salí de la habitación. Cuando iba bajando las escaleras, Valentino las subía con un vaso de agua en la mano. — Le diré a mami que te levantaste — me amenazó. Me encogí de hombros y seguí bajando las escaleras. Carolina apareció frente a mí, se veía cabreada. — Ya he descansado suficiente, vámonos — le dije. — ¿Irnos donde? — preguntó. Terminé de
Último capítulo