Mi padre tenía todo listo, y hoy por fin iba a poner todo en su lugar. Silvio iba a pagar muy caro por traicionarme, y todos aprenderían una gran lección. Miré a Carolina, que aún se estaba cambiando, y sonreí.
— Cada vez que te veo, te encuentro más y más hermosa — le dije.
Ella levantó la vista y me miró. Después de que Carolina me ayudó con Coppola, ella cambió. Su mirada dulce se convirtió en una completamente retorcida, y me encantaba. Ahora ella era perfecta, era como yo.
— ¿Qué pasa si Silvio no va? — me preguntó.
Yo tenía plena certeza de que él asistiría. Silvio tenía que actuar normal, y no ir a una reunión tan importante como esta sería muy sospechoso.
— No te preocupes por eso, Silvio irá — le contesté.
Ella sonrió y asintió con la cabeza.
— ¿También puedo ir? — Me preguntó Valentino desde la cama.
Yo negué con la cabeza. No quería sacar al niño de la casa, sería un problema si sucedía otro percance.
— Después, hoy te quedas con Jacob — le contesté.
Él puso mala cara y se