84: Tu... Bajo mi piel.
Mi corazón martillaba con una fuerza casi dolorosa, cada latido golpeaba mis costillas como si quisiera escapar. Y él… el imbécil de Valentino, en lugar de soltarme, sonreía.
Una sonrisa lenta, arrogante, como si todo esto fuera un juego en el que solo él conocía las reglas.
Su mano se apretó un poco más sobre mi boca. Quise morderlo, gritar, darle una patada que lo dejara doblado en el suelo, pero me contuve. Necesitaba saber quién era la persona que había entrado al baño. Cualquier movimiento precipitado podía arruinarlo todo.
Valentino se inclinó hasta que su aliento caliente golpeó mi oído. Sentí un escalofrío recorrerme la espalda. Respiré profundo, sin querer, aspirando el olor de su mano: ese maldito perfume amaderado que siempre me había desarmado.
—¿Te imaginas que Mirko nos encuentre aquí? —susurró con un tono burlón que me erizó la piel.
Eso fue suficiente. Quité su mano de un tirón y lo empujé con todas mis fuerzas. No se lo esperaba; trastabilló hacia atrás y terminó sent