117: Lucharé por ti.
Nunca imaginé que un día iba a estar forcejeando con Fabien, rogándole como si mi vida dependiera de ello. Sus dedos me apretaban el brazo con una fuerza que no parecía humana, como si pudiera quebrarme con solo decidirlo.
—¡Déjeme estar con su hijo! —le dije, casi sin aire—. ¡Lo amo, Fabien, lo amo!
Él no respondió. Solo me sostuvo con esa expresión de hierro que siempre odió en los demás y cultivó en sí mismo. Me frustré, me desesperé, tiré de mi brazo intentando liberarme, pero fue inútil.
Hasta que, de pronto, me soltó.
Retrocedí un paso, confundida. Y por primera vez desde que lo conocí… lo vi humano. Lo vi triste. Una grieta en su coraza. Una que nunca pensé que vería.
—Por favor… déjeme estar con Valentino —volví a suplicar, con la voz temblando.
Fabien respiró hondo, como si las palabras le pesaran.
—Será difícil que te acepte, Ginevra —dijo finalmente, sin mirarme—. Él piensa que ya no es… un hombre completo.
Sentí que el mundo se me hundía bajo los pies. ¿Cóm