100: Te matare.
Me senté en el suelo con Luca entre los brazos. Lo tenía pegado al pecho, y aún podía sentir cómo temblaba. Le acaricié la cabeza una y otra vez, tratando de calmarlo, tratando de calmarme.
Todo estaba en silencio, salvo por su respiración entrecortada. A ratos se movía, buscándome, y yo lo abrazaba más fuerte.
No podía dejar de pensar en Leandro. En su sonrisa. En cómo me miraba. En lo que había dicho.
Decía que me quería para él. Que era su manera de vengarse de Valentino.
¿Y ahora qué? ¿Qué se supone que iba a hacer yo con un bebé en brazos, encerrada en una casa que ni siquiera sabía dónde estaba?
Mi cabeza no paraba. Todo me daba vueltas. No podía pensar con claridad. Pero una idea se repetía una y otra vez: matarlo.
Matar a Leandro.
No sabía cómo. No sabía cuándo. Pero tenía que hacerlo.
Cerré los ojos e imaginé clavarle algo, lo que fuera. Un pedazo de vidrio, un cuchillo, la navaja que tenía escondida en mi ropa interior, mis propias manos. No me importaba. Quería verlo sufrir