—Es posible que me mude a otra ciudad, o incluso que me vaya al extranjero. Todavía no lo he decidido —dijo Lorena, relajada y recostada en el sofá.
—¡Me alegra! —respondió Marina con un entusiasmo inesperado.
—Podrías ir a Estados Unidos. Mi familia vive allá. Te llevaré a conocer mi casa alli. —dijo Marina, contenta.
Lorena quedó pensativa. Estados Unidos…
El lugar donde Teresa y César se reencontraron.
—La Academia Fleur está en Estados Unidos. Podrías continuar tus estudios allí —sugirió Marina, observando a su mejor amiga, que permanecía en silencio con una mirada preocupada. Al instante supo lo que pasaba por su mente.
—¡Estados Unidos es enorme! ¿Qué probabilidades hay de encontrarte con el idiota de César? Además, ellos también viven en el planeta Tierra. ¿Qué vas a hacer, mudarte a Júpiter?
Marina tenía razón, Lorena cambió de opinión.
La Academia Fleur es una de las mejores escuelas de arte. Dejar pasar esa oportunidad sería terrible.
¡No podía dejar que un desamor y un hombr