Capítulo 35
Adrián llegó cargando dos bolsas de comida.

—Doña Lorena, dijiste que te habías caído y no podías salir, así que pensé que era mejor traerte la cena.

—Supuse que no iban a cocinar, seguro que iban a pedir algo entonces quise ahorrarles la molestia —dijo mientras entraba y colocaba los platos en la mesa.

—Es tu comida favorita —añadió, con una sonrisa.

—Ay, no esperaba esto, Adrianito, ¡qué atento eres! —Marina lo molestó con confianza mientras se iba a la cocina a buscar cubiertos.

Él, al escuchar que lo llamaban “Adrianito”, no pudo evitar algo de molestia. Disimuladamente, observó la reacción de Lorena, con miedo de que a ella le disgustara su edad y, por ende, no tuviera ninguna oportunidad con ella.

Al ver que Lorena no mostraba ninguna reacción al respecto, se sintió aliviado.

—No tenías que molestarte en venir. Tú me salvaste en la piscina, debería ser yo quien te invitara a comer —dijo Lorena, con tono tranquilo.

—Eso no importa. Cuando te recuperes, puedes invitarme a comer —re
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