Capítulo 441
Después de decir eso, César se acomodó un poco más en el asiento de al lado.

Perla estaba furiosa, miró al cielo sin decir nada.

Desde atrás, alguien empezó a tocar el claxon sin parar.

—¿El parqueadero es tuyo o qué? ¿Te vas a mover o no? ¡Si no vas a avanzar, déjanos pasar!

—¡Perdón, perdón! ¡De verdad, estamos discutiendo con mi esposa! ¡Ya nos vamos! —César bajó la ventana trasera y se asomó para pedir disculpas, luego volteó hacia Perla, inclinando la cabeza como si le dijera que subiera.

—¡Muévanse ya, carajo! ¡Si van a pelear, háganlo en el carro, pero no bloqueen el paso!

Perla arrugó la frente, levantó el dedo y le señaló.

—¡Cállate ya, deja de decir tantas estupideces!

Con un portazo fuerte, cerró la puerta trasera y se sentó adelante.

Rajiv, que siempre estaba a toda, ahora estaba más tenso, pegado a su puerta como si no supiera qué esperar de su jefe.

César estaba atrás, serio, sin decir nada.

El carro salió del estacionamiento y avanzó bastante. Perla empezó a mirar por la
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