Alba
Él respira contra mí, justo lo suficiente para que sienta cada pulso, cada escalofrío. Sus dedos alternan entre la mordida helada del hielo y el calor de su piel, y pierdo la noción de lo que es real. Cada gesto es medido, calculado, pero aún así arde de intensidad.
— Sandro... susurro, casi un murmullo.
Él no responde. Solo una sonrisa contra mi nuca, un movimiento de labios que me quema más que todo lo demás.
Sus dedos se deslizan a lo largo de mi brazo, y cada contacto me hace estremecer. Una gota de hielo cae sobre mi muñeca, luego sus labios la siguen, borrando el frío con un calor repentino. Dejo escapar un gemido, ahogado, sorprendida por el contraste.
— Tiemblas otra vez... murmura, y su voz es suave, pero firme.
— Sí... yo... no puedo... balbuceo, la voz temblorosa.
Él sonríe, una chispa traviesa en la mirada. Sus manos descienden, lentamente, dibujando círculos en mi piel, y cada movimiento me hace vacilar entre el deseo y la entrega. Siento mis músculos tensarse, l