Capítulo 36 — Un minuto. No más.
ALBA
El jardín está tranquilo. Demasiado tranquilo.
Son las 20:27. El cielo tiene ese tono azul profundo que anuncia la noche sin prometérsela. El follaje apenas susurra. El aire huele a madreselva y tierra mojada. Está limpio. Está cultivado. Está atrapado.
Recorro el camino sin ruido. Mis pasos crujen sobre el gravilla. Llevo puesto un vestido sencillo, sin adornos. No el del matrimonio. Suficientemente neutro para no dejar rastro. Suficientemente flexible para correr, si es necesario.
El cuaderno está en mi bolsillo.
Me detengo cerca del viejo banco de piedra, allí donde la iluminación se detiene. Allí donde la cámara del pasillo ya no llega. Allí donde nadie escucha, al menos, aún no.
Y ella está allí.
Vic.
Erguida. Tranquila. Con jeans negros, chaqueta militar, su cabello recogido hacia atrás. Sin maquillaje. Sin arreglos. No se ha movido. Sigue siendo ella. Pero algo en sus ojos ha cambiado.
Me mira como se evalúa una situación explosiva.
— Llegas tarde, dice ella.
— No. Llegas