Andrei
Años antes
Con cada segundo que pasaba, Elise me parecía cada vez más fascinante. En lugar de huir, como pensé que haría, se acercó más a la casa y me permitió caminar a su lado. Durante esa breve caminata, pude percibir su exquisito aroma, que me hacía difícil resistirme a tomarla ahí mismo. Conocía a la perfección casi todos los perfumes existentes en el mercado, y ninguno se le parecía.
«Paciencia, pronto la tendrás», pensé.
—¿Odias las fiestas?
—¿Puedo decirle la verdad sin que me apunte con una pistola en la sien? —bromeó.
—¿Por qué te apuntaría con una pistola en la sien? Eres muy agradable —repliqué.
Me arrepentí de no haber investigado más sobre ella. ¿Qué clase de joya me estaba perdiendo?
—No hemos cruzado más de cincuenta palabras. ¿Por qué dice que soy agradable, señor Sangster?
—Primero, llámame Andrei, porque, después de todo, somos familia. Segundo, ¿no me vas a decir la verdad?
Elise se detuvo y asintió. A pesar de la oscuridad, aún podía vislu