Andrei
Años antes
—No puede entrar más en territorio japonés —me informó Sanderson—. No quieren más tratos con usted, así que si se arriesga a entrar, será devuelto en miles de pedazos.
Me eché a reír ante la declaración tan seria de mi abogado, quien frunció el ceño por mi reacción.
—¿En miles de pedazos? ¿De verdad dijeron eso? —pregunté, sin dejar de reírme.
Desde esa noche, mi estado de ánimo había mejorado. Pensar en Elise hacía que cualquier problema pareciera insignificante. Hoy, me sentía especialmente contento. La vería de nuevo después de varios días de arduo trabajo con los miembros del consejo para convencer a Ishikawa de que se uniera a nosotros. Al parecer, lo ofendimos y todo salió mal, pero no me importaba en absoluto.
—Sí, así lo dijo —asintió—. Usted subestima a Ishikawa, señor, pero él controla al consejo de Tokio.
—Un consejo que está en decadencia —le recordé—. Me interesaba su mercado de automoción, sus propuestas son interesantes, pero ya conseguiremos aquello en