En un mundo de lujos y secretos, Agatha, una joven italiana de carácter indomable, se encuentra atrapada en una mansión lujosa en un país desconocido, tras haber sido secuestrada y vendida como esclava. Su vida da un giro inesperado cuando es comprometida con Samer, el CEO controlador y posesivo de una poderosa empresa petrolera en Dubái. Aunque él queda cautivado por su belleza y está decidido a ganarse su amor, Agatha se debate entre el miedo y la atracción, cuestionando la posibilidad de encontrar amor en medio de la opresión. A medida que la relación se desarrolla, Agatha comienza a descubrir el lado amable y protector de Samer, mientras él lucha por conquistar su corazón y demostrar que su amor es genuino. Juntos, se embarcan en aventuras por el mundo, enfrentándose a peligros y desafiando sus propios límites. Sin embargo, su felicidad se ve amenazada por la oscura influencia de Al-Fayed, un hombre con conexiones peligrosas y un interés personal en Agatha. Cuando la libertad de ambos queda en peligro, Agatha y Samer deben unir fuerzas con aliados inesperados para desmantelar la red de poder de Al-Fayed. En su lucha por la verdad y la redención, se dan cuenta de que el amor verdadero puede florecer incluso en las circunstancias más complicadas. A través del miedo, el deseo y la valentía, aprenderán que, a pesar de los desafíos, juntos pueden enfrentar cualquier adversidad.
Leer másEl amanecer llegó con una inquietante calma, como si el día estuviera conteniendo la respiración antes de que algo importante ocurriera. La mansión estaba en silencio, pero cada rincón de la propiedad rebosaba actividad. Khaled había movilizado a todo el equipo de seguridad, reforzando las entradas, revisando cada centímetro en busca de posibles vulnerabilidades.Agatha observaba desde una ventana mientras varios guardias armados patrullaban los terrenos. Su corazón estaba dividido entre la preocupación y la frustración. Aunque entendía la necesidad de todas esas medidas, no podía evitar sentirse prisionera en un lugar que antes había sido su refugio.—¿En qué piensas? —preguntó Samer desde detrás de ella, con su voz profunda y cargada de preocupación.Ella giró lentamente para mirarlo.—En lo rápido que todo esto se salió de control. Parece que estamos viviendo en una película de acción.Samer dejó escapar una leve sonrisa, pero sus ojos permanecieron serios.—Desearía que fuera una
La noche había recuperado su calma aparente, pero la tensión seguía palpable en el aire. Agatha caminaba junto a Samer por los pasillos de la mansión, sus pasos resonando como un eco sordo de las emociones contenidas. Aunque los intrusos habían sido neutralizados, ambos sabían que el incidente era solo el comienzo de algo más grande.—¿Crees que realmente fue Jaber? —preguntó Agatha, rompiendo el silencio.Samer respiró profundamente, sus ojos fijos en el horizonte, como si estuviera buscando respuestas entre las sombras.—Es su estilo, pero... —se detuvo, girando para mirarla directamente—. Siento que hay algo más. Esto no fue un ataque cualquiera.Agatha frunció el ceño, confundida.—¿Qué quieres decir?—La precisión, el equipo que llevaban, incluso la forma en que intentaron desestabilizarnos. Esto no es algo que Jaber haría solo por venganza. Tiene que haber alguien más detrás.Agatha tragó saliva. La idea de que hubiera un enemigo más grande e invisible la inquietaba profundament
El aire era denso alrededor de la mansión. Mientras Amir y Agatha revisaban las cámaras en busca de movimientos inusuales, un extraño zumbido interrumpió el silencio en la sala de monitoreo.—¿Qué es eso? —preguntó Agatha, inclinándose hacia la pantalla.Amir frunció el ceño, escribiendo rápidamente comandos en el teclado.—Es una interferencia... alguien está intentando hackear nuestro sistema.Agatha sintió un escalofrío recorrer su cuerpo.—¿Es Jaber?—Probablemente. Pero no se preocupen, nuestro firewall es robusto —respondió Amir, aunque su tono no era del todo convincente.Las cámaras comenzaron a parpadear y, por unos segundos, todo se quedó en negro. Agatha se aferró al borde de la mesa mientras Amir trabajaba frenéticamente para restablecer la conexión.—¡Lo tengo! —exclamó Amir aliviado, justo cuando las imágenes regresaron a las pantallas.Pero lo que vieron les heló la sangre. Tres figuras vestidas de negro se movían sigilosamente cerca del perímetro sur, esquivando las cá
La mansión estaba sumida en un silencio tenso mientras los hombres de Samer se recuperaban de la emboscada. Los médicos atendían las heridas de los miembros del equipo, mientras otros revisaban armas y estrategias. Agatha permanecía junto a Samer, quien, a pesar de su cansancio, estudiaba un mapa extendido sobre la mesa del salón principal.—Esto no puede seguir así —murmuró Agatha, rompiendo el silencio.Samer levantó la vista hacia ella, su rostro endurecido por la frustración y el agotamiento.—No voy a detenerme ahora, Agatha. Jaber debe pagar por lo que ha hecho.—Lo sé, pero me preocupa lo que esto te está haciendo. No solo a ti, sino a todos nosotros —respondió ella, su voz cargada de preocupación.Samer se acercó y tomó sus manos.—¿Crees que no pienso en eso? Cada decisión que tomo es para protegerte, para protegernos.—Y si algo te pasa a ti, ¿qué nos queda? —preguntó ella, sus ojos brillando con lágrimas contenidas.La pregunta lo golpeó con fuerza, pero antes de que pudier
El reloj marcaba la medianoche cuando Samer y Khaled se reunieron con el equipo en un almacén abandonado en las afueras de Dubái. Los hombres, vestidos de negro y armados, revisaban mapas y comunicadores mientras Khaled exponía el plan.—La información que tenemos sugiere que Jaber está utilizando esta ubicación como uno de sus escondites. Es posible que no esté ahí, pero si lo está, debemos actuar rápido —dijo Khaled con firmeza, señalando un punto en el mapa.Samer observó a su equipo con atención.—No hay margen para errores. Si alguien ve algo fuera de lugar, informa de inmediato. Quiero a todos de regreso con vida.Los hombres asintieron, y el grupo se puso en marcha en silencio.---Mientras tanto, en la mansión, Agatha caminaba de un lado a otro en la habitación. Había intentado leer, escuchar música, incluso meditar, pero nada conseguía calmarla. Cada minuto que pasaba sin noticias aumentaba su ansiedad.Finalmente, decidió bajar a la sala. Amir estaba ahí, vigilando las cámar
La tensión en la mansión era palpable al día siguiente. Aunque la seguridad se había duplicado, Samer no estaba satisfecho. Sus movimientos eran rápidos y calculados, como si su mente estuviera varios pasos por delante de los demás. Mientras tanto, Agatha intentaba mantener la calma, pero el mensaje de Jaber rondaba en su cabeza como un eco persistente.—¿Qué haremos ahora? —preguntó Agatha mientras lo observaba revisar documentos en el despacho.Samer levantó la vista, sus ojos oscuros reflejaban la intensidad de su determinación.—No podemos esperar a que Jaber ataque de nuevo. Debemos adelantarnos. Estoy contactando a alguien que puede ayudarnos.—¿Quién? —preguntó ella, su curiosidad mezclada con preocupación.Samer se inclinó hacia atrás en su silla y exhaló con lentitud.—Un viejo amigo. Alguien que conoce los movimientos de Jaber mejor que nadie.Antes de que pudiera explicar más, el sonido del timbre resonó en la mansión. Samer se levantó de inmediato, haciendo un gesto a uno
La mansión estaba envuelta en un silencio inquietante después del enfrentamiento. Los guardias de Samer revisaban cada rincón, asegurándose de que no quedara ninguna amenaza. Agatha, aún temblando por lo sucedido, se mantenía cerca de Samer. Aunque él no decía mucho, su mirada sombría hablaba por sí sola: estaba procesando la gravedad de la situación.—¿Estás segura de que no estás herida? —preguntó Samer por tercera vez, con un tono que mezclaba preocupación y autoridad.—Estoy bien, Samer —respondió ella, intentando calmarlo. A pesar de que quería mostrarse fuerte, no podía ignorar el nudo en su estómago y el recuerdo del disparo tan cerca de ella.Samer asintió, aunque sus ojos oscuros seguían estudiándola como si buscara cualquier señal de daño. Luego se volvió hacia sus hombres, que esperaban sus órdenes.—Quiero un informe completo en una hora. También quiero que aumenten la seguridad dentro y fuera de la mansión. Si Jaber escapó, volverá a intentarlo. No podemos bajar la guardi
El aire estaba cargado de tensión mientras Agatha se deslizaba silenciosamente por los pasillos de la mansión. Los ecos de voces se mezclaban con el ruido de pasos rápidos, creando una sinfonía caótica que aceleraba su pulso. Sabía que lo que estaba haciendo era imprudente, pero no podía quedarse escondida mientras algo tan grave sucedía.Al llegar al salón principal, se asomó cuidadosamente desde el marco de la puerta. Varios hombres armados, claramente los guardias de Samer, estaban posicionados estratégicamente, hablando en voz baja. En el centro del grupo estaba Samer, su postura rígida y sus órdenes rápidas reflejaban una confianza que ella admiraba profundamente. Sin embargo, la presencia de las armas y la intensidad en los rostros de los hombres dejaban claro que la situación era crítica.Un fuerte golpe en la puerta principal resonó, haciendo que todos levantaran sus armas.-¡ldentifíquense! -gritó uno de los guardias.El silencio que siguió fue más inquietante que cualquier
El amanecer trajo consigo un aire helado que envolvía la mansión. Agatha se despertó temprano, incapaz de conciliar un sueño profundo. Al abrir los ojos, encontró a Samer sentado junto a la ventana, observando el horizonte. Tenía el teléfono en una mano y en la otra una taza de café que apenas había tocado.—¿Algo nuevo? —preguntó Agatha, su voz apenas un susurro.Samer volteó hacia ella y negó con la cabeza.—No aún, pero no me confío. Jaber es impredecible.Agatha se levantó y se envolvió en una manta antes de acercarse a él.—¿Qué pasa si nunca dejamos de huir? ¿Qué pasa si esto nunca termina?Samer la miró, sus ojos reflejando el peso de la situación.—Terminará, Agatha. De una manera u otra, terminará.Ella lo observó en silencio, preguntándose si esa afirmación era más una promesa o una advertencia.---La rutina del día comenzó con una reunión en la sala principal. Los hombres de Samer habían trabajado durante la noche para reforzar las medidas de seguridad, instalando sensores