Nada parece marchar bien, No existen cajas con carpetas de lo ocurrido con "Strawberry" o carpetas del año 2026, que fue cuándo comenzaron las desapariciones. Parecía ser solo un pequeño laberinto sin salida, el cual me comenzaba a frustrar.
Me frustraba tanto que no dude en sacar mi cajetilla de cigarros y mi encendedor, el fuego del encendedor a pesar de la distancia sentía como quemaba mis mejillas suavemente con su calidez, el calor del lugar era tanto que mis mejillas hervían y el humo del cigarro estaba fría en comparación a mis ductos respiratorios. Pero al menos aquella tensión ya no reposaba en mi espalda por el estrés de no lograr conseguir algo que me sirva. Miré al frente de mi, dispuesta a seguir buscando hasta que una caja en específico llamo mi atención. "Noticias de personas con objetos atascados en el recto" «¿Cómo?» di una calada a mi cigarro, no era nada referente a mi investigación pero tenía algo claro. Necesito esos reportes de noticias. No los quería, los necesitaba. Y lo peor de esta desventajosa situación era que esa caja estaba en lo mas alto de una de las estanterías. Y puede que yo sea alta, pero nada comparado con la estantería al frente de mí. «La escalare, no creo que pasé nada.» me acerque a la estantería y dejando el cigarro en mis labios trate de pensar un poco en como podría subir al estante, no tarde mucho en descifrar una manera de lograrlo. Ya estaba subida al primer escalón, un pequeño escalón al éxito para obtener mis noticias sobre rectos invadidos por objetos sospechosos que cuestionaban la mentalidad de las personas. Pero el tambalear del mueble me hizo quedarme estática en mi lugar, estando un gran tiempo tratando recuperar el equilibrio. No respiraba, no parpadeaba. Mucho menos me di el lujo de mover mis pensamientos porque con mi mala suerte, capaz y se movía el mueble hasta caerse. Hasta que paso algo que no esperaba, un ruido inundo todo el lugar. Y ese ruido provenía de... Mi celular. El sonido de mi celular en mi bolsillo me tomo desprevenida, más no era el tono usual de llamada que solía emitir cuando me llamaba cualquier ser ordinaria de mi alrededor. Era el tono especializado que tenía para mí papá. Baje de un salto de la estantería y saque mi celular de mi bolsillo, efectivamente era mí papá. Conteste la llamada y dejé que el celular en la estantería en altavoz, volviendo a subirme a esta. —¡Hola, papá! —¡Corazón! ¿Cómo está mi niña? —Sonreí al escucharlo hablar, el siempre me había tratado así de bien, a pesar de que fui una desgracia para sus cortos 18 años. Siempre me recordaba que era la niña de sus ojos y estaba agradecida a la vida por darme a un papá tan bueno, pero siempre le reprochaba el que debía de tenerlo lejos. —¡Excelente! ¡Trabajando como siempre! —Trate de subir otro de los niveles de la estantería. Lo logré por mucho que se movió y fue un alivio. —No te colapses mi vida, recuerda que es muy importante descansar. —¡Claro papá! —¿Sabes? Tengo que contarte algo. —Subí una de mis cejas, extrañada al escuchar como cambió su tono de voz de golpe. —¿Qué pasó? ¿Le sucedió algo a la abuela? —Pregunte preocupada. —Eh No, llego en una semana a Estados Unidos. —«¿Qué?» Mi sorpresa subió a niveles incalculables, así como ya había subido otro de los niveles de la estantería. Estantería que al fin me apuñalo por la espalda y cedió a mi peso, haciéndome caer de espaldas al suelo. Y como secuencia de una película para niños, solo pude ver venir la estantería hacia mi en cámara lenta. El estruendo del mueble caer sobre mi junto a todas las cajas no se hizo esperar, incluso hasta sentí como si una especie de tela negra cayera sobre la estantería, dejándome sin un campo de visión claro. Aunque no había mucho que ver antes, si ya de por sí todo estaba oscuro. Mi cuerpo me dolía por el golpe, mis jóvenes 25 años eran una decadente pero perfecta personificación de lo que debía de haber sido a mis 40. Si, a mis 25 años había logrado cosas que las personas solo logra a sus 40 años. Dolor de espalda, rodilla y ganas de morirse. Por qué dinero y casa propia no tenía. —¿Mi niña? ¿Qué fue eso? ¿Tanto te sorprendí? «Hasta la estantería se sorprendió.» cerré mis ojos y con un poco de esfuerzo me arrastre hacia un lado de la estantería, me costaba más de lo normal por lo adolorida que estaba y por las cajas en medio de mi camino. Eran riesgos que venían en conjunto a un pago de 15.000$ —¡Dame un momento papi, voy a recoger esto! —Le respondí, realmente no iba a recoger nada. Solo trataba de salir de debajo de la estantería, por mucho que me costará. Además, tenía que conseguir mi celular que no sabía dónde había caído. «Y mi caja de noticias, muy importante.» Fue toda una lucha, pero con el paso de un minuto logré salir de debajo de la estantería y tan rápido como mi mirada logro localizar mi celular, lo tome entre mis manos. —Listo, es que me tomaste de sorpresa. ¿Qué pasó? ¿Sucedió algo para que vengas? —Mi vida, después de quebrar el negocio no logro volver a resurgir. Y ya no puedo darme el lujo de estar intentando de nuevo algo que no va a funcionar, tu abuela necesita un ingreso que la ayude y yo también. Así que iré allá a trabajar un tiempo como mecánico. —Moví suavemente mi cabello, está situación era algo que me veía venir desde hace años. En verdad, me emocionaba ver a mi papá. No lo veía desde que tenía al menos quince años, ya que a pesar de que había nacido aquí en Estados Unidos, toda mi niñez fue allá en Venezuela y el estuvo presente en cada momento. Y lo estuvo mucho más cuando a mis 18 años, ya que a pesar de la distancia el me ayudó cuando estando aquí en Estados Unidos, mi mamá se casó con otro hombre y formó una familia con el, abandonando a su única hija a su suerte. Y yo soy esa hija. Pero el hecho de que el negocio quebrara no era una sorpresa, no cuando era consciente de lo difícil que era la situación allá. —¿Ya tienes trabajó? —Pregunte con curiosidad. —No, pero apenas llegué, comienzo a buscar trabajo. No te preocupes. —Asentí al escucharlo, como si me pudiera ver. —¿Crees que puedas buscar un alquiler allá? —Quédate conmigo, no tengo problema. —Me levanté del suelo, sacudiendo mi ropa y retorciendo un poco mi cuerpo por el dolor. —Hablare con una amiga para que te consiga trabajo. —No es necesario que hagas eso, mi vida, tranquila. —Ya verás que te conseguiré trabajo, incluso antes de que llegues. —Exclame muy segura. Dentro de mi, en verdad deseaba poder tener el dinero para que el no trabajé y esté aquí tranquilo sin tener que hacer nada. Pero simplemente no podía y ese dinero que me daba Atlas no sería infinito, ni lo recibiría por el resto de mi vida. —Esta bien mi vida. Te cuelgo entonces, que estás ocupada. —Chao papá, bendición. —Dios te bendiga. —Colgué después de aquello, lo primero que hice no fue ni siquiera buscar mi preciosa caja, fue mandarle audios a mis amigas Adeline y Leah explicando la situación para saber si podían ayudarme a conseguir un trabajo a mi papá. Ya era tarde, era obvio que no iba a tener una respuesta a esta hora pero al menos ya me había comunicado con ellas para ver si lograba algo antes de que llegara mi papá. Con la linterna del teléfono ilumine a mi alrededor, estaba buscando mi caja de informacion que tanto ansio usar para mis historias, pero la gran tela encima de la estantería llamo mi atención. —¿De dónde habrá caído...? —Me voltee suavemente, hasta que vi como en la supuesta pared había un gran elevador. Cualquiera pensaría que un elevador escondido se encontraria averiado o simpleente fuera de funcionamiento, pero no. Era completamente funcional. La puerta podría estar llena de polvo, pero los botones alumbrando solo me decían a gritos que aún funcionaba y que le daban un gran uso. Eso me extraño. Por qué los únicos elevadores que hay en todo el edificio son los dos principales, que son los que uso siempre como una empleada normal de la empresa, los salario minimos como cualquiera diria. Y el de los ejecutivos, que no debería tener salida a los pisos del archivero ya que ellos no necesitan ensuciar sus manos buscando archivos entre ratas y humedad, los salarios minimo lo hacemos por ellos. Me acerque a un paso lento al elevador, algo muy dentro de mi me decía que algo ya estaba mal a partir de ahí. ya que se supone... Este estúpido elevador no debería estar aquí. Eso solo me hace pensar en que estoy entrando en la boca del lobo y la tan mencionada mafia.