Capítulo — La fiesta de los ciegos
El salón privado donde se reunían siempre estaba cargado de humo y de copas vacías. No era un bar cualquiera, sino un club exclusivo donde los Segovia habían comprado lealtades a fuerza de cenas y favores. Aquella noche, la mesa redonda estaba ocupada por tres figuras: Fabián Segovia, su primo Ricardo, y Valerie Nóbile, la ex mejor amiga de Victoria. La que alguna vez había caminado junto a ella en el lobby del Montaldo como si fuera parte del mobiliario de lujo, ahora era una sombra, tramando en voz baja lo que creían una jugada maestra.
Fabián Segovia no necesitaba mucho para inflarse de orgullo, por que cada vez que cerraba los ojos, le venía el recuerdo de aquel instante como un trofeo personal. Horas antes de que Ernesto Montaldo llegara, él y Valerie ya habían profanado la oficina. La carpeta del embargo, una obra maestra de trampas legales, esperaba en el escritorio de caoba.
—Este hotel ya es mío —le susurró a Valerie, empujándola contra