Capítulo – Madrugada de sospechas
Samuel fue el primero en despertar. Apenas clareaba el día cuando se levantó del sillón donde había dormido unas horas y subió en silencio la escalera. La mansión todavía respiraba calma: Ernesto descansaba, Clara seguía en su cuarto, y Victoria dormía profundamente tras la madrugada caótica en el hotel.
Sin hacer ruido, entró a la habitación de ella. Se dio una ducha rápida, se vistió con otro traje y dobló el que había usado la noche anterior para llevarlo a la lavandería de la mansión. Dejó una nota educada a los empleados: “Si pueden limpiarlo, lo agradeceré.” Luego, con un café fuerte en la mano, se preparó para salir rumbo al hotel.
En la puerta lo detuvo Clara.
—¿Tan temprano, Samuel? —preguntó con sorpresa, todavía en bata.
Él sonrió con respeto.
—Sí, señora. Prefiero dejar que Victoria descanse,estaba profundamente dormida.Ayer fue un día largo, llegamos tarde. Yo voy primero al hotel, que no se preocupe. Que venga más tarde cuando