—Primero, que me creas: Valerie me atacó. Yo la frené. No le debo nada a esa mujer.
Segundo, que juguemos limpio entre nosotros. Si seguimos la farsa, no nos mentimos nosotros. A tu papá jamás le faltamos el respeto; si él quiere una fecha, le damos una provisional, con margen.
Y tercero… —respiró hondo— …dejame cargar con el barro. Yo doy la cara con seguridad, con el staff, con prensa si hace falta. Vos cuidá a tu viejo. Yo cuido el hotel.
Ella se giró despacio. La luz le daba de costado, y el rojo en los ojos la volvía más humana que nunca.
—No me digas lo que tengo que hacer en mi hotel —replicó, automática, como si el orgullo se adelantara a la boca.
Samuel sonrió apenas, sin ironía.
—Entonces te pido permiso para hacer lo mío —rectificó—. Tengo a Julio Moreira confesando que Fabián lo extorsionó para abrir las líneas de agua. Lo grabé. Vamos a blindar a Julio y a exponer al resto. Pero necesito que no dudes de mí cuando el lodo empiece a saltar.
Victoria dio un paso