Amor contaminado
Después de desmayarme por el punzante dolor que sentía, supe que el lugar de alfa en la manada del Bosque Gris de mi pareja, Mateo Rojas, era heredado de su hermano fallecido en combate.
Él no solo había heredado todo el poder de su hermano, sino que además también había heredado a su viuda, su anterior pareja, Lucía Molina.
Decidí pedir el divorcio enseguida, pero él se negó de manera rotunda y, llorando, me aseguró:
—Solo puedo heredar la manada del Bosque Gris si le doy un hijo a Lucía. Camila Paredes, te prometo que solo te amo a ti. Una vez que ella quede embarazada, podremos estar juntos sin ningún tipo de problema.
Ese año, Mateo pasó cincuenta y cuatro noches en la habitación de Lucía.
Al principio, era solo una vez al mes, pero pronto se convirtió en casi dos veces por semana.
Al final, la noticia de que Lucía estaba embarazada llegó a la mañana después de la quincuagésima cuarta noche que pasé sentada, esperando ansiosa en la oscuridad.
Y fue en ese preciso momento en que mi corazón se quebró por completo.
Sin embargo, cuando escapé fingiendo mi muerte con el niño, Mateo, sin importarle el cargo de alfa que casi tenía entre sus manos, enloqueció y comenzó a buscarnos por todo el mundo.