Esposa Por Contrato
Eduard Castillo Meléndez tenía 30 años y una reputación bien ganada de mujeriego. Disfrutaba sin culpas de los placeres que la vida le ofrecía. No creía en compromisos ni en amores eternos. Dirigía una empresa que su abuela Martina le había entregado en un gesto de confianza, nombrándolo presidente pese a su actitud despreocupada.
Martina, sin embargo, llevaba tiempo luchando contra una enfermedad que le apagaba la vida poco a poco. Sabía que su final estaba cerca, así que decidió dejar todo en orden: redactó su testamento, pero no sin antes incluir una cláusula especial.
Para que Eduard pudiera heredar su fortuna, debía casarse por amor, enamorarse verdaderamente de su esposa y tener un hijo dentro de ese matrimonio. Si no cumplía con esa condición, todo el dinero sería donado a una casa hogar.
Eduard se indignó. No solo no quería casarse; odiaba la idea. Para él, el amor era un juego sin reglas ni ataduras. Los noviazgos sin compromiso eran más que suficientes.
Pero el destino, caprichoso como siempre, tenía otros planes, ya que conocerá a una hermosa chica, Marcela.
Marcela Suárez, una joven de 26 años, estaba a punto de graduarse como diseñadora. Había luchado por cada paso que había dado, pero la enfermedad de su abuela cambió todos sus planes. Obligada a abandonar sus estudios para cubrir los costosos exámenes médicos, se vio forzada a buscar trabajo de inmediato.
El Hotel Houston anunciaba una vacante, y Marcela no dudó en presentarse a la entrevista. Contra todo pronóstico, fue contratada como recepcionista.
Allí conoció a Eduard. Un hombre altivo, dominante, con una mirada capaz de derribar cualquier barrera, pero con el alma rota y cubierta de cicatrices.
¿Podrá Marcela cambiar el corazón de Eduard? ¿O será ella quien termine cambiada para siempre?