Maldito cuerpo traicionero
Mi nombre es Lina Rinaldi, tengo 28 años, soy de Buenos Aires, «Argentina». Tengo una vida bastante complicada y difícil; pero ¿qué vida no es complicada y difícil? Separada, con una hija de 7 años. Con un pasado oscuro, el cual está oculto en mi interior. Pero un día la vida me da un giro inesperado. Mejor dicho, una noche. Un casino, una gran apuesta, una buena suma de dinero, un viaje y un hombre; el hombre más arrogante y ególatra que he conocido jamás, con su media sonrisa provocadora y esos "ojitos de hotel" que te hacen temblar cada vez que te escruta con esa mirada azul penetrante. Puede que exagere, pero lo dudo. Mi normalidad y mi "ahora" se ven amenazados por mi pasado, ese que tenía bien oculto en el cajón de los malos recuerdos, ese que «sin desearlo, pero sabiendo que iba a llegar el momento» se hace presente queriendo arrasar con todo a su paso; mi hija incluida. Y voy a luchar con garras bien afiladas para que no se lleve la vida que me costó forjar junto a ella y a mis amigos. Sé que debo alejarme de aquel hombre y no complicar más las cosas, no cuando mis malos actos comienzan a pasar factura, pero mi maldito cuerpo es mi peor enemigo, es un traicionero. Cada vez que se acerca o me toca, mi cuerpo no me responde; le responde a él.