Reencuentro Destinado
En la víspera de nuestra ceremonia de apareamiento, Ángel, mi futuro alfa, rodeó con el brazo a Sofía, su amiga de la infancia.
—Si nunca estuviera con una Sofía tan ardiente —dijo—, creo que me arrepentiría por el resto de mi vida. Camila, concédenos una noche. Después, te seré fiel para siempre. Serás la Luna insustituible de la Manada Pino Plateado.
Lo miré por un momento, y, al ver que hablaba en serio, asentí con la cabeza.
Él alzó a Sofía en brazos y se internó en el bosque. Al pasar junto a mí, esbozó una sonrisa ladeada.
—Esta noche, Camila, también estás libre de buscar otro lobo. No me opondré.
—No necesito buscar muy lejos —respondí con calma, girándome hacia la figura que esperaba entre las sombras.
Allí estaba Lucas, alfa de la Manada Piedra Negra, nuestros rivales… y mi primer amor, un amor que terminó antes de siquiera comenzar.
—Alfa Lucas —susurré, encontrándome con su mirada intensa—. Esta noche, hazme tuya… por favor.