Mundo de ficçãoIniciar sessãoUna controversia amorosa de tres hermanos por una princesa de la cual todos ignoraban su verdadera identidad. Sheila Mountbatter, es una chica dulce criada en el castillo con toda la elegancia y con su destino descrito, Pero ella misma elegiría escribir su destino. Leandro Spencer, hijo menor de un matrimonio alemán, tiene 2 hermanos, hijos de los hijos de los más grandes magnates del país. Un tipo frío y calculador del cual nadie tendría la menor idea de todo lo que había hecho a su corta edad. Aún destinados a sus futuros, ellos nunca podrían descubrir lo que realmente el destino reparaba para ellos...
Ler mais*Antes de iniciar, me gustaria darles la bienvenida a esta mi nueva historia en la plataforma, pero para los que ya me conocen, tengo varias historias en otras plataforma. Comienzo esta nueva experiencia en Buenovela y espro contar con el apoyo de todos ustedes.
No siendo mas, bienvenidos al inicio de Mi Destino Eres Tu, y espero contar con el apoyo de todos para seguir escribiendo mas historias, gracias por el apoyo al leer mi primer historia*
Sheila Mountbatter es la primogénita del rey y la reina británica, nació rodeada de todo lo que una pueda desear en vida, pero también antes de nacer llevaría sobre su vida una carga que jamás imaginaria, ella es una chica dulce criada en el castillo con toda la elegancia y con su destino descrito desde antes de nacer, ella lucharía por su libertad y no creía que su destino ya estuviera escrito.
Ella misma elegiría escribir su destino, desde que nació fue sometida a todo tipo de clases por ser la única heredera de sangre real, la presión de conocer de todo sobre su país y el mundo entero era más que un deber; era una obligación, incluso su futuro esposo ya era un año mayor que ella antes de nacer.
Leandro Spencer, hijo menor de un matrimonio alemán que fue unido por los más grandes magnates del país, su unión no solo forjo lazos con varios países extranjeros si no que Cloe Sullivan, ahora Cloe De Spencer, la esposa del señor Silvio Spencer, era originaria y nacida en el país de Colombia.
Aún así, fue criada en Alemania, aunque muchos de sus lazos sanguíneos todavía seguían en su país de nacimiento, Colombia.
Las Familias por sus antecesores tenían comunicación y lasos fuertes entre ellas por lo cual su pacto había sido destinado desde mucho antes que el hijo menor de la familia Spencer y la hija única de la familia Mountbatter nacieran, un matrimonio que se realizaría una vez el hijo mayor cumpliera 26 y la hija de los reyes británicos cumpliera 25 años, edad suficiente para que ambos llenaran su vida de conocimientos y estudios capacitados para un día juntos dirigir el reino británico y por fin empezar la alianza de las familias más poderosas de todo el régimen inglés.
Aún destinados, en sus futuros nunca podrían descubrir lo que realmente el destino reparaba para ellos.
Leandro Spencer era un empresario serio y frío, su carácter era como un muerto viviendo con sed de sangre y venganza.
No le gustaba que nadie le dijera que hacer o como realizar sus cosas, fue por eso que siempre fue independiente de su familia y dejo que los negocios de esta misma los manejara sus hermanos mayores.
El había creado su propio imperio, uno del que nadie tenía voz ni voto.
Un imperio en el que era el jefe.
Pero así como ganas fama, ganas enemigos.
Leandro Spencer era un hombre cruel que hacía las cosas sin remordimientos y sin pensarlo dos veces.
En su vida no había tiempo para desviaciones y mucho menos para mujeres.
Jamás se le oculto que al llegar a los 26 años su vida cambiaría totalmente.
Tendría que ser un esposo responsable y se convirtiera en algo que no quería ser.
Él no pidió ser comprometido con una princesita de castillo que nadie conocía y mucho menos ser un rey y tener que dirigir un país por el cual no tenía ningún interés más que monetario.
Sheila Mountbatter, una chica llena de vida que lo único que deseaba era escalar las paredes de las torres más altas que la rodean y salir fuera a conocer el mundo real, ver la gente real y sentir y vivir como vivía la sociedad real.
No solo quería estudiar libros y videos que solo le daban cierta perspectiva de las cosas, ella quería comerse el mundo y devorarlo por si misma.
No tenía más anhelo que experimentar las historias que su mejor y único amigo le contaba.
Un amigo que también era el abogado real de la familia y que siempre que la visitaba le traía un regalo diferente, nada de lo que estaba acostumbrada pero que le generaba una alegría y un placer que ningunas de las cosas que estaban dentro del castillo podrían generale.
Desde pequeña vive en un mundo simpleza y nada de maldad, no había nada de que pegarse y ser curiosa.
Cada día sus actividades eran más rigurosas y estrictas y a medida que crecía todo se convertía en un caos para su personalidad.
Una personalidad, que parecía no tener definida.
Cualquiera podría manipularla en ese estado de princesa de cientos de hada.
Si piel tan pura y blanca le hacía lucir más palida y delicada.
Su fino rostro y cuerpo le daban un aire elegante y altivo, pero su sencillez, lograba que cualquier quedaba flechado y enamorado de su dulzura y compañía.
Salir al mundo, era como gritarle al mismo que se la coma.
Ella quería salir al mundo y consumir en conocimiento todo lo que pudiera, ser más fuerte y vivir su vida libremente.
Pero no sabía que llegar a ese mundo al que moría por ir, sería su tortura su perdición, y quizá al inicio, su más grande error.
Viviría de lleno las experiencias que quería vivir, sin duda aprendería todo lo que deseaba aprender, más de lo que necesitaba y sufrirá las consecuencias de sus propias decisiones.
No obstante, estás mismas decisiones que convertirán en la persona que siempre quiso ser.
Se llenará del valor que le falta para buscar la persona que quiere llegar a ser y pasará por las tormentas del amor que solo la llevarán al más idilio apasionado de placer que nadie jamás podría darle.
Será sumisa, pero también será una dominante, tendrá vergüenza, pero también se convertirá en una fiera por defender lo que cree.
Sheila Mountbatter y Leandro Spencer.
Ellos sin nada o poco en común, terminarán envueltos en un mundo en donde no sabían que se encontrarían tan pronto.
Vidas diferentes.
Personas diferentes.
Pero un destino que los llama y los une de una forma inesperada.
En un torbellino de complicados enredos amorosos entre tres hermanos que no saben nada el uno del otro.
Relaciones peligrosas, obsesiones por poseer el alma y la identidad desconocida de otras personas, oscuros secretos, y una historia que llevará a estos personajes a dar tantas vueltas para al final llegar al punto en el que puedan decir...
MI DESTINO ERES TU.
Sheila se sintió herida y cansada, volvió a la cama y se estiro sobre ella, luego levanto su cabeza como pensando en algo y rápidamente se fue a tomar otra ducha, corrió a buscar su bolsa y no encontró lo que buscaba. - ¡No, no, no! – Exclamo ella desesperada, llevo sus manos a la cabeza y la golpeo con fuerza. - M*****a sea Sheila, cómo serás de bruta – Se decía ella solitariamente, ella recordaba siempre andar con sus pastas, ¿como se le pudieron olvidar? El hombre la cogía y abusaba de ella en cualquier lugar que se le ocurriera, ella olvido tomar sus pastillas en todo el día y ya había pasado la hora, pero ella recordaba que todavía tenía una tableta completa en su bolsa, ¿como pudo desaparecer? eso no podía ser, durmió como toda una perezosa toda la mañana y no se preocupó por nada. Sheila se vistió y salió corriendo de su habitación, fue a recepción a preguntar por la farmacia más cercana, una vez salía de la habitación se topó con Luna y Noah que recién llegaban de disfr
Era de madrugada y James estaba muy preocupado, porque Sheila no aparecía, la repentina desaparición de la mujer lo tenía sin sentido, James le marco demasiadas veces, pero no tuvo éxito de poder comunicarse con ella.Noah estaba por salir de la recepción sosteniendo el brazo de su novia, cuando fue detenido repentinamente por James.- Señor Brein, señorita Evans, ¿ustedes han sabido algo de Sheila?, estoy muy preocupado… Desde que salió después del incidente no regreso a la fiesta de la celebración, pensé en darle su espacio, este no es un ambiente para ella, pero no sé porque no ha regresado, ya ha pasado mucho tiempo –El chico de verdad estaba preocupado por la mujer, él recordó que ella siempre sufría accidentes inesperados cuando se encontraba con Matteo o con Dante, ahora se había encontrado con Matteo nuevamente después de mucho tiempo y él no estaba muy seguro si la mujer se encontraba bien.Luna que miro el sufrimiento del pobre chico le dijo.- Después del incidente con esa
El Hombre cogió la botella de vino que había descorchado y derramo todo el licor sobre el cuerpo desnudo de la mujer.Sheila tembló fuertemente, no sabía que era lo que pretendía hacer con ella ese hombre.Él siempre hacia cosas extrañas con ella, en los lugares más extraños, que la sorprendería sii hiciera algo tan normal, como cogerla y ya.- Hombre de hierro, ¿que estás haciéndome? ¡suéltame ahora! – Exclamo Sheila enojada.Leandro soltó las manos y las piernas amarradas de la mujer, Sheila se sentó sobre la mesa sintiendo el ardor en sus mejillas traseras y su cuerpo estaba totalmente empapado por el licor del costoso vino.¿Acaso estás loco? – Le grito Sheila, desesperada. - ¿Qué cómo provoque que tu noviecita regara su vino ahora me quieres hacer esto a mí? -Leandro no escucho los reclamos de su pequeña mujer, metió la mano en su bolsillo y saco un pequeño objeto en una bolsita de plástico, parecía ser de goma, pero Sheila no tenía la menor idea de que era eso.El hombre no
El corazón de Sheila se agito violentamente, y su cuerpo se estremeció ante la mirada profunda y oscura de Leandro, sus cuerpos sufrían cambios internos de temperatura que ralentizaba sus estados emocionales, haciendo difícil su respiración.Leandro, rodeo sus brazos en la fina cintura de su pequeña ninfa sin quitar la mirada de ella, el hombre pego de un solo golpe el cuerpo de Sheila a su cuerpo, y acercando su cálido aliento al cuello de la mujer, dice…- Mi pequeña ninfa, no tienes por qué cubrir tu bello cuerpo con esas capas grotescas de pintura, para camuflar mi obra de arte, cada vez que mires una de ellas, me recordaras y sabrás que solo yo puedo ser tu hombre -Sheila parecía haber quedado en trance, no solo por la cálida voz que soplaba ante sus oídos, si también por los toques electrizantes que el hombre le daba, con solo eso ella quería perderse en el placer que el hombre le brindaba, pero escucharlo decir que solo él podía ser su hombre también la enojo, eso era una clar
Sheila miro directamente a los ojos tristes de Matteo, y luego se despidió de la pareja diciendo.- Fue todo un placer volver a míralo y conocer a su prometida, señor Spencer… Señorita Fischer, con permiso –Sheila enlazo el brazo de Luna, que también se despidió de las personas presentes y siguieron el camino que fijaba el puente.La mujer paso por el lado de Matteo y sintió un poco de sabor agrio en su corazón, pero esta vez no lo demostró, era la primera vez que la mujer enmascaraba sus sentimientos, y esa sensación le estaba empezando a gustar, esa sensación de poder, de responder a cada fracaso de su vida con la cabeza en alto, la hizo sentirse más fuerte, ya no quería ser pisoteada por los hermanos Spencer nunca más.Luna no percato el repentino cambio en el humor de Sheila, por el contrario, se sintió muy orgullosa de su cuñada, que por fin no permitió que su ex esposo Leandro Spencer la humillara junto con otra mujer.Para Luna, Leandro era el ex esposo de su cuñada, un maldit
Sheila, camino por un pasillo hasta llegar a un lugar muy hermoso, donde las flores desprendían sus deliciosos olores y adornaban un fino camino hacia un pequeño puente de media luna. Ella detuvo su camino a la mitad del puente y respiro profundo mirando hacia el cielo, sus manos temblaban. Sheila, nunca se había enfrentado de esa forma a otra mujer, no había tenido esa necesidad y ahora era la primera vez que se enfrentaba a alguien, fue como su primer enfrentamiento en el que salió victoriosa, la mujer necesitaba más de ese valor para enfrentar su pronta vida, ella le atribuyo su valentía al vestido, ¿o serían sus tacones altos que la hacían ver más alta y fina o quizás por su excelente presencia de ese día? Ella no sabía que era, pero se sentía más valiente. Con la poca claridad que la luna le brindaba al lugar tan hermoso, unos brazos jalaron a la mujer de repente, Sheila que no estaba preparada y fue sorprendida, perdió su centro de gravedad y estrello su rostro contra un firme





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