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Amor que muerde, dolor que permanece

Amor que muerde, dolor que permanece

Para evitar que la tribu de las sirenas fuera masacrada, decidí salir del mar y seducir a Carlos, mi amigo de la infancia, que ahora se había convertido en el rey alfa. Tal como imaginé, aún me amaba. Pasamos tres días y tres noches haciendo el amor sin descanso. Sin embargo, al despertar de aquel delirio de placer, ni siquiera tuve tiempo de alegrarme, cuando alguien me arrojó un líquido corrosivo directo al rostro. Grité de dolor, mientras Carlos me observaba desde un rincón, soltando una risa fría. —¿Así que la sirena inmortal también puede sentir dolor? Esto apenas comienza. ¡Mientras no me digas dónde están mis padres, no tendrás un solo momento de paz! Estaba convencido de que fue mi pueblo, las sirenas, el responsable de la desaparición de sus padres. Desde entonces, me obligó a verlo coquetear a propósito con su amante, Emma, me forzó a sacar la perla mágica de mi corazón para curar el cuerpo de ella; y me obligó a bailar descalza soportando un dolor insoportable, solo para arrullarla hasta que se durmiera... Me odia con cada fibra de su ser, pero cada vez que estoy al borde de la muerte, es él quien me abraza y me da la medicina. A veces es cruel: —¿Crees que porque te amo no me atrevo a hacerte daño? ¡Sigan torturándola! A veces, es suave como una caricia: —Cariño... dime, ¿dónde están mis padres? En silencio, sentí cómo ese amor contradictorio ardía en mi pecho. Pero pronto ya no tendré que guardar el secreto sobre el paradero de sus padres. Porque una sirena que pisa tierra firme, si no regresa al mar en tres años... se convierte en espuma. Y ahora, solo me quedan tres días de vida.
Cuento corto · Hombres Lobo
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Hija del Olvido

Hija del Olvido

Cuando la hija de la mujer que invadió mi hogar se encerró a sí misma en su auto para hacer uno de sus shows y después echarme la culpa, mi papá, lleno de furia, me ató y me encerró en el maletero también. Me miró con desprecio y dijo: —¿Cómo te atreves a intentar matar a alguien? Alguien como tú no puede ser mi hija. Rogué a gritos, admití mi culpa y le supliqué que me dejara salir, pero solo recibí ordenes sin compasión: —¡Quédate aquí y reflexiona! ¡No saldrás hasta que te arrodilles y pidas perdón! El auto quedó olvidado estacionado en el garaje, y por más que grité pidiendo ayuda, nadie podía escucharme. Siete días después, mi padre se acordó de que tenía una hija y decidió liberarme. Pero no sabía qué hacía tiempo había muerto dentro de ese maletero...
Cuento corto · Drama Realista
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De rodillas por mi amor

De rodillas por mi amor

Llevo nueve años con el amigo de mi hermana y estamos a punto de comprometernos. Como siempre, después de una reunión con sus amigos, fue a recogerlo porque había bebido. Cuando llegué a la puerta, justo cuando iba a saludar, escuché la voz burlona de su amigo. —Manuel, tu primer amor ha vuelto al país, ¿vas a desechar el reemplazo o tendrás a las dos? Tenía una sonrisa de burla en su rostro. En ese momento, otra persona a su lado habló entre risas. —Manuel realmente da envidia, cuando su primer amor se fue y se sintió solo, empezó a jugar con la hermana menor de su mejor amigo. Siempre dices que después de nueve años ya estás harto, ¡y justo ahora regresa tu primer amor! Manuel Castillo respondió con un tono de resentimiento: —¡Fue Camila quien dijo en ese entonces que solo la amaría a ella toda mi vida! ¡Por supuesto que tenía que usar un reemplazo barato para destrozar su confianza!
Cuento corto · Romance
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La Traición del Amado

La Traición del Amado

Mi amado Julián Vega me amaba locamente. Todos decían que él era un esposo modelo. Pero me traicionó tres veces. La primera vez fue hace tres años, su amigo Antonio Torres murió para salvarlo y Julián me ocultó que se casó legalmente con Lara Rodríguez, la novia de Antonio. Con el corazón destrozado, decidí irme, pero él envió a Lara al extranjero y se arrodilló ante mí suplicando: —Noa,¡Antonio murió por mí! Debo cuidar de su viuda. Este certificado de matrimonio solo es un seguro para ella. Cuando pueda vengar la muerte de Antonio, me divorciaré. ¡Te juro que solo te amo a ti! Esa vez... lo perdoné. La segunda traición fue un año después, Julián proclamó a Lara como ‘esposa del líder’ en una conferencia de prensa y se justificó diciéndome: —Lara es la única hija de la familia Rodríguez de la mafia. ¡Esta alianza solo es para vengar a Antonio! Ya pactamos divorciarnos después. ¡Luego te haré mi esposa! Volví a creerle. La tercera traición fue hace un año, lo drogaron en un banquete y después de eso pasó la noche con Lara, pero me lo ocultó. Hasta que hace quince días, los sorprendí en el hospital durante su control prenatal. Evitó mi mirada mientras murmuraba: —Noa, esto fue... un accidente. Cuando nazca el bebé, la enviaré lejos. Mis padres criarán al niño y jamás aparecerán delante de ti para molestarte. Julián me obligó a ceder, paso a paso, en nombre del amor. Pero hoy sé la verdad: No hay futuro para nosotros. Es hora de que me vaya.​
Cuento corto · Mafia
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Mi pareja marcó a su madrastra

Mi pareja marcó a su madrastra

Máximo, mi compañero, no solo heredó el liderazgo de la manada, sino que también se quedó con su madrastra, Olivia. Cada vez que estaba con ella, acudía a mí a darme explicaciones: —Evelyn, no lo tomes a mal. No tenía otra opción. Eres la única mujer a la que amo de verdad. En cuanto Olivia quede embarazada y tenga al bebé, haré la ceremonia de unión contigo. Me explicó que era una condición impuesta por el Rey Alfa para poder heredar el título de Alfa de la Manada Fantasma. Durante ese año, Máximo pasó al menos trescientos días con Olivia. Cuando ella finalmente quedó embarazada, pensé que podría estar a su lado como su pareja. No obstante, ahí fue cuando comprendí la verdad: Máximo no solo le había entregado a Olivia su cuerpo, sino también su corazón. Al entender que no podía seguir esperando, me agaché, miré a mi hija de siete años y le pregunté: —Cariño, ¿quieres irte conmigo? —Sí, quiero estar contigo, mamá —me respondió. Máximo nunca entendió que yo jamás quise ser la Luna de esa manada, lo único que necesitaba era un amor de verdad, sin condiciones. Y, si no podía dármelo, entonces lo mejor sería irme.
Cuento corto · Hombres Lobo
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Después de mi muerte, mi ex lloró frente mi tumba

Después de mi muerte, mi ex lloró frente mi tumba

El día que Yolanda Flores finalmente regresó al país, Mateo Guzmán no volvió a casa en toda la noche. Al día siguiente, vi en sus historias de redes sociales dos manos entrelazadas y el rostro inocente de Mateo mientras dormía. Cuando llegó a casa, me arrojó bruscamente sobre la mesa los papeles de divorcio y me dijo: —Desde el principio ocupaste el lugar que le correspondía a Yolanda. Ahora que ha regresado, es hora de que te marches. Esto no me importó, al fin y al cabo, ya no me quedaba mucho tiempo de vida. Que le diera a quien quisiera el título de señora Guzmán. Poco después mi vida llegó a su fin. Mateo lloró, desesperado, y, arrodillado frente a mi tumba, me prometió que jamás volvería a tomar la mano de otra.
Cuento corto · Romance
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Mi Esposo y su Primer Amor Tuvieron un Hijo

Mi Esposo y su Primer Amor Tuvieron un Hijo

En nuestro aniversario de bodas, la "amiguita" de mi esposo publicó una ecografía en redes sociales. Acompañó la imagen con un mensaje de agradecimiento a mi marido: “Gracias por darme un hijo, hombre maravilloso que me has cuidado durante diez años.” Me quedé helada y comenté: [¿Acaso eres la tercera en discordia?] Mi esposo Diego me llamó de inmediato, furioso. —¡No seas mal pensada! Solo le doné esperma para que pudiera ser madre soltera. —Además, Lucía quedó embarazada a la primera, mientras que tú lo has intentado tres veces sin éxito. ¡Tu vientre no sirve para nada! Hace tres días me dijo que iba al extranjero por negocios. No contestaba mis llamadas ni mensajes. Pensé que estaba ocupado, sin imaginar que acompañaba a otra mujer a sus revisiones prenatales. Media hora después, Lucía publicó una foto de una mesa llena de comida. “Cansada de la comida extranjera, Diego cocinó todos mis platos favoritos.” Miré la prueba de embarazo positiva que tenía en mis manos, sintiendo cómo mi alegría se congelaba. Ocho años de amor profundo, seis de matrimonio sometiéndome a sus caprichos. Esta vez, he decidido dejarlo ir definitivamente.
Cuento corto · Romance
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El Nacimiento Que Derrumbó al Jefe

El Nacimiento Que Derrumbó al Jefe

Con nueve meses de embarazo, estaba en la recta final. Mi cuerpo, pesado por un bebé que podía nacer en cualquier momento. Pero mi esposo, Vito Falcone, el subjefe de la familia, me había encerrado. Me tenía prisionera en un cuarto médico subterráneo y estéril, y me inyectaba un inhibidor, para posponer el parto. Mientras yo gritaba de dolor, él me ordenó que lo soportara. Porque se esperaba que la viuda de su hermano, Scarlett, entrara en labor de parto al mismo tiempo. Un juramento de sangre que había hecho con su difunto hermano dictaba que el primer hijo varón heredaría el lucrativo territorio de la Costa Oeste. —Esa herencia es para el hijo de Scarlett. Ahora que Daemon no está, ella se quedó sola y desamparada. Tú tienes mi amor, Alessia. Todo. Solo necesito que ella dé a luz primero. Después sigues tú. El fármaco era un tormento constante, una agonía sin fin. Le supliqué que me llevara a un hospital. Me sujetó por el cuello, obligándome a sostenerle la mirada. —¡Deja de actuar! Sé que no te pasa nada. Lo único que quieres es robarte la herencia. Con tal de ganarle a Scarlett, eres capaz de cualquier cosa. Tenía la cara pálida como la nieve. Mi cuerpo se sacudía en convulsiones mientras apenas lograba susurrar. —El bebé ya viene. No me importa la herencia. Solo te amo a ti, ¡y quiero que nuestro hijo nazca bien! Se burló. —Si en serio fueras tan inocente, si me quisieras un poco, no habrías obligado a Scarlett a firmar ese acuerdo para que su hijo renunciara a la herencia. No te preocupes. Volveré por ti cuando ella haya dado a luz. Después de todo, llevas a mi hijo en el vientre. Hizo guardia fuera de la sala de partos de Scarlett toda la noche. Solo se acordó de mí después de ver al recién nacido en brazos de ella. Finalmente, envió a su segundo al mando, Marco, para que me liberara. Pero cuando este llamó, su voz temblaba. —Jefe… la señora y el bebé… ya no están. En ese momento, Vito Falcone se derrumbó.
Cuento corto · Mafia
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Amor profundo que llega tarde

Amor profundo que llega tarde

Cuando hubo una avalancha en la estación de esquí, mi prima, Luciana, me empujó con fuerza por la pendiente de la montaña. Mi novio, Diego Martínez, abrazó a Luciana y se marchó con ella, dejándome sepultada bajo la nieve, sola y en el fondo del valle durante siete días. Cuando finalmente me encontraron, él estaba furioso: —Deberías agradecer que Luci no se lastimó los brazos, ¡de lo contrario, solo muriendo en esta montaña nevada podrías expiar tu culpa! Ah, la boda se posterga por ahora y cuando hayas reflexionado sobre tu error, entonces la celebraaremos. Él esperaba que yo armara un escándalo, pero yo solo asentí: —Está bien. Lo que él no sabe es que en la montaña hice un trato con la Diosa de la luna y, en seis días, entregaré lo más valioso que tengo: mi amor por Diego y mis recuerdos con él. A partir de entonces, olvidaré todo lo relacionado con él y comenzaré de nuevo en otro lugar. Ya no importa si nos casamos o no. Aquella Sofía que lo amaba, ya murió en la montaña nevada.
Cuento corto · Romance
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Después De Que Mi Pareja Alfa Fingiera Ser Una Omega Durante 7 Años, Desaparecí

Después De Que Mi Pareja Alfa Fingiera Ser Una Omega Durante 7 Años, Desaparecí

Mi compañero Ethan era un omega sin lobo, sin trabajo estable que nos sostuviera. Vivíamos en la pobreza, pero yo creía que nuestro amor superaría cualquier dificultad. En el séptimo año, desde que me emparejé con él, el hambre nos obligó a rebuscar en los contenedores por la noche. Teo lo hacía en silencio y rápido. Encontró comida con destreza y me susurró alegre: —¡Mamá, este contenedor es de un restaurante Michelin! ¡La comida es fresca y rica! ¡Llevémosle algo a papá! Al día siguiente, me puse mi ropa más decente—ya descolorida de tanto lavarla— para postularme como limpiadora en ese restaurante. Si me contrataban, al menos podría llevarme las sobras antes de que cayeran al contenedor. Pero, al levantar la vista, vi a Ethan bajando de un auto de lujo, valorado en millones. Lo seguían, una mujer elegante y su hijo, ambos vestidos con ostentación. Reconocí a Mira, su amiga de la infancia. El dueño del restaurante me habló con un tono de disculpas: —Lo siento, señora Cheryl. El alfa Ethan ha reservado todo el local hoy para Mira. Hoy debo enfocarme en atenderlos... no puedo entrevistarla. Vuelva en otro momento, por favor. En ese instante, mi hijo y yo nos quedamos paralizados.
Cuento corto · Hombres Lobo
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